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Desarticulada una red de robo de arte sacro que actuaba en Navarra y Cantabria

La Guardia Civil ha desarticulado una red dedicada al robo de arte sacro que operaba en Cantabria y Navarra y ha recuperado diversas piezas sustraídas en los últimos años en ambas comunidades. La operación, dada a conocer ayer en Pamplona, ha permitido detener a seis personas, entre ellas dos anticuarios y un coleccionista, así como la recuperación de diversas obras de los siglos XVII y XVIII.

Según la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona, se han recuperado cuatro pinturas del siglo XVIII robadas en febrero de 2000 en una casa-palacio de Santa Cruz de Iguña (Cantabria), imágenes marianas, crucifijos y objetos religiosos robados el pasado marzo en un domicilio de Arizkun y dos puertas del siglo XVII inventariadas en el Catálogo Artístico y Monumental de Navarra que fueron sustraídas en febrero en Arzoz de la ermita de Nuestra Señora de Opacua.

En la operación, denominada San Fermín, han sido detenidas seis personas como presuntos integrantes de la red de robo y comercialización de las obras. Las detenciones se produjeron en Pamplona, Villava, Berriozar y Arizkun. Los anticuarios arrestados son los hermanos J.L.V.J., de 28 años, y J.J.V.J., de 36. El coleccionista apresado es E.O.A., de 74 años.

En junio de 2003, la Guardia Civil desarrolló en Navarra una operación de lucha contra el robo de obras de arte sacro bautizada con el nombre de Góngora por haber resuelto robos cometidos en esa localidad navarra así como en la de Ballariáin.

Del análisis de la documentación se derivó una larga vigilancia a los responsables de un negocio de compraventa de antigüedades que finalmente ha dado sus frutos. Los anticuarios implicados carecían de las licencias legales para ejercer la profesión.

Hace dos meses, los agentes comprobaron que los ahora detenidos introducían en uno de sus almacenes unas puertas de madera. La rápida intervención del instituto armado permitió comprobar que se trataba de dos valiosas puertas labradas del siglo XVII que habían sido robadas en una ermita apenas unas horas antes. Los registros condujeron posteriormente a la desarticulación de toda la red.

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