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Reportaje:

"Queremos crecer, crecer, crecer... No tenemos techo"

El Villarreal, con sólo 6 cursos en Primera, pasa en 7 años de 3.800 socios a 17.000 y tiene una ciudad deportiva de 70.000 metros cuadrados

Era mayo de 1997 cuando comenzó a gestarse una de las mayores metamorfosis de la historia de los clubes de fútbol. "El equipo estaba en Segunda, el presidente, Pascual Font de Mora, quería retirarse, el club era una sociedad anónima deportiva y... me lo ofrecieron", explica el presidente del Villarreal, Fernado Roig, empresario valenciano de 56 años, dueño de la empresa azulejera Pamesa, emplazada en Almassora, a dos kilómetros de Vila-real. "Puse tres condiciones: que los accionistas me quisieran vender; que ninguna otra empresa estuviera interesada; y que la afición me aceptara. Las tres se cumplieron". Roig compró el 60% de las acciones a Font de Mora y el 30% a Porcelanosa, la empresa rival de cerámica. En apenas siete años, su ambicioso proyecto se ha hecho realidad: ubicar a esta pequeña localidad de 40.000 habitantes en el mapa europeo. Tras arrancar el pasado verano en la Copa Intertoto, que conquistó ante el Herenveen holandés, su equipo eliminó al Roma y al Celtic para alcanzar el miércoles las semifinales de la Copa de la UEFA en su primera participación. Se medirá al Valencia, su poderoso vecino.

El presupuesto se ha multiplicado por 20 y el aforo del estadio ha subido de 3.000 a 21.000

Para entender la transformación del club hay que saber cómo era antes de 1997. Dos ejemplos: los futbolistas, para cobrar, hacían cola en un banco hasta que llegaba el presidente y autorizaba los pagos; y el vestuario tenía el suelo rústico, el techo sin talla y no había calefacción. En estos siete años, el presupuesto ha pasado de 1,8 millones de euros a 35; el estadio, de 3.000 espectadores a 21.000; y el número de socios, de 3.800 a 17.000. El club cuenta con una ciudad deportiva que acoge cinco campos de fútbol 11 para 14 equipos -dos de ellos femeninos-, tres de fútbol siete para 30 equipos y una residencia con 50 jóvenes.

"Queremos crecer, crecer, crecer... Me hace ilusión no parar. No tenemos techo", dice Roig, que ha invertido unos 42 millones de euros de su bolsillo entre fichajes de futbolistas, la rehabilitación del Madrigal y la construcción de una ciudad deportiva de 70.000 metros cuadrados. "Es un sentimiento más que un negocio", añade el dirigente, que espera, no obstante, recuperar la inversión. De un lado, las instituciones públicas financiarán parte de la reforma del estadio. De otro, confía en que la cantera y los fichajes de grandes jugadores devuelvan dinero. "Espero que el presupuesto esté equilibrado en 2005: 30 millones de gastos y 30 de ingresos". El principal ingreso llega de Canal Nou, que le pagará 42 millones por los derechos televisivos de tres cursos.

"¿El Parma español? No. El modelo es el Pamesa, que también partió casi de cero. Queremos un club sólido", añade Roig, en alusión al club de baloncesto que impulsó junto a su hermano Juan, dueño de la empresa alimentaria Mercadona. "Hay algunos paralelismos con el Parma, que también es de una ciudad pequeña, pero ese club depende completamente de la empresa Parmalat [en una gravísima crisis económica]. Y nosotros intentaremos que el Villarreal se gestione solo", afirma el consejero delegado del club castellonense, José Manuel Llaneza.

El presidente Roig también ha diseñado el tipo de fútbol que quiere en El Madrigal. "Es la filosofía del balón. Jugar al ataque para atraer clientes, sobre todo de la provincia de Castellón", indica Roig. "Y todos nuestros equipos y entrenadores deben respetar esta filosofía", agrega el director de la escuela, Juan Carlos Garrido. Un estilo respetuoso con la pelota en el que mucho tiene que ver Paquito, actual técnico del primer equipo.

La política de fichajes está basada en la preponderancia de la cantera -han debutado los jóvenes Verza, Xisco, Font, Arzo y Cases, además del consolidado Pedro Martí- junto a fichajes contrastados: José Mari (comprado al Milan), Coloccini (cedido por el Milan), Riquelme (cedido por el Barça, que paga gran parte de la ficha), Anderson (que llegó gratis del Lyón)...

El Villarreal que sorprende en Europa sólo lleva seis cursos en Primera, donde llegó en 1998. La mayor parte de sus 81 años los ha pasado en Tercera (23), Segunda (nueve), Segunda B (cuatro) y Regional. Y no fue hasta 1970 cuando ascendió a Segunda.

Fernando Roig, junto a Sony Anderson, en la presentación del brasileño el pasado verano.
Fernando Roig, junto a Sony Anderson, en la presentación del brasileño el pasado verano.ÁNGEL SÁNCHEZ

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