Pierre Koenig, uno de los grandes arquitectos funcionales del siglo XX
Pierre Koenig, cuyas impecables casas de cristal y acero se convirtieron en emblemas del progresivo valor de los barrios periféricos construidos tras la II Guerra Mundial, murió de leucemia el pasado domingo en su casa de Brentwood. Tenía 78 años.
Como miembro integrante de un grupo de arquitectos entre los que se encontraban Charles y Ray Eames, Raphael Soriano y Craig Ellwood, Koenig fue una figura clave de una generación que contribuyó a hacer de Los Ángeles uno de los grandes laboratorios de la arquitectura del siglo XX. Se reputación se basa en buena parte en la creación de dos casas -Case Study House #21 y #22- que se terminaron en 1959 y 1960, como parte de un ambicioso programa que pretendía introducir los valores de la arquitectura modernista en los barrios de clase media de la periferia. Pulcras composiciones abstractas, con una poderosa relación con su contexto natural, existen como emblemas perdurables de la fe en el progreso tecnológico y su poder de transformación. "Hasta el final de su vida siguió creyendo fervientemente en los materiales industriales y sistemas prefabricados, en la idea de que a través de la arquitectura se podía mejorar la vida", dijo Elizabeth Smith, que fue la encargada de la exposición de 1989 de las Case Study, Anteproyectos para la vida moderna, en el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles.
Hijo de un viajante de comercio, Koenig nació en San Francisco. Recordaba con frecuencia haber dado paseos por la orilla industrial de la ciudad, entre grúas y barcos. La familia se trasladó al sur de California en 1939. A su regreso del Ejército, donde estuvo cuatro años durante la II Guerra Mundial, Koenig se matriculó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Sur de California. Para entonces, arquitectos como Frank Lloyd Wright, R. M. Schindler y Richard Neutra habían construido ya una serie de importantes obras arquitectónicas que pretendían adaptar la estética modernista al sur de California, dentro de un clima de innovación.
Koenig dibujó su primera casa en 1950, siendo aún estudiante, y es la expresión de muchos de los temas que le inquietarían a lo largo de toda su carrera. Construida con el modesto coste de 5.000 dólares, la casa era un modelo de eficiencia industrial. Su planta en forma de L se apoyaba en columnas de acero y tenía un tejado de metal ondulado. Las puertas correderas daban a un pequeño jardín privado. En el interior, más paneles corredizos separaban las áreas de estar de las de dormir. Otros proyectos, como la Lamel House de 1953 en Glendale y la Burbash House de 1957 en Tujunga, señalan la temprana maestría de Koenig para la composición y la forma. Diseñadas con materiales de la Era Industrial, eran un reflejo de la famosa máxima de Le Corbusier: "Las casas son máquinas para ser habitadas". La carrera de Koenig culminó en 1959, cuando el director de Arts & Architecture, John Entenza, le encargó dos casas, Case Study House #21, en un desfiladero de las colinas de Hollywood, donde cubos de cristal y acero, rodeados de estanques, definían una relación casi utópica entre hombre y naturaleza, y la Case Study House #22, asentada en la zona más alta de las colinas de Hollywood, que parece una pantalla de cemento, pero desde la cual se domina toda la ciudad a vista de pájaro. Esta fusión de la obra del hombre con la naturaleza la continuó Koenig con otro insólito edificio, Iwata House, construido en Monterrey Park, en 1963, y que es una serie de formas rectangulares apiladas, cuyas fachadas con persianas de lamas dan a un bellísimo paisaje de montaña. Koenig dedicó sus últimos años a la enseñanza, dirigiendo un estudio de diseño en la Universidad del Sur de California y como director del Laboratorio de Fuerzas Naturales, cuyo objetivo era despertar la conciencia sobre los temas estructurales y medioambientales entre los arquitectos.-
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