Barcelona reúne la protesta más numerosa contra la invasión
Más de 150.000 personas exigen responsabilidades al Gobierno del PP
Hace poco más de un año, más de un millón de personas salieron a la calle en Barcelona para intentar evitar el inicio de la invasión de Irak, entre gritos que pedían la dimisión de José María Aznar. Ayer, 150.000 personas, según la Guardia Urbana, 300.000 según la Plataforma Aturem la Guerra, volvieron a invadir el centro de la ciudad para recordar que la guerra continúa y exigir la retirada de las tropas de Irak. En Lleida, Tarragona y Girona salieron a la calle otras 8.000 personas.
La gran diferencia entre las manifestaciones contra la guerra del año pasado y la convocatoria de ayer reside en la victoria socialista en las elecciones generales de la semana pasada. La derrota del PP en las urnas no evitó que ayer Aznar fuera el blanco de la mayoría de las críticas de los manifestantes. Lo que cambió fue que, si antes exigían su dimisión, ahora los ciudadanos han pasado a pedir responsabilidades por su implicación en una guerra en la que han muerto miles de civiles, y a denunciar la "manipulación" y la impresión generalizada de que el Gobierno en funciones "ha ocultado información sobre la tragedia humana del pasado 11 de marzo", según rezaba el texto del manifiesto que los integrantes de la Plataforma Aturem la Guerra, convocante de la marcha, leyeron frente a la Delegación del Gobierno.
Tal y como había previsto la organización, un grupo de inmigrantes abrió la protesta, portando una pancarta con el lema Por las víctimas de Madrid, Bagdad y Palestina, fuera las tropas y las empresas de Irak. Junto a ellos, al frente estuvo también la psiquiatra y escritora egipcia, premio Internacional Catalunya, Nawal al Sadawi, que se encuentra en la capital catalana porque participa en un seminario organizado por la Universidad Autónoma.
Tras la segunda cabecera de la marcha se situaron dirigentes de todos los partidos políticos catalanes, excepto del PP. Líderes del PSC, ICV, ERC y CiU coincidieron en exigir al Gobierno entrante que retire las tropas españolas destinadas en Irak.
La marcha recorrió el trayecto que separa la plaza de Catalunya del Pla de Palau en un ambiente festivo y entre gritos de "Aznar, Aznarito, a la guerra tu solito o Aznar, canalla, nos vemos en La Haya". Hubo también muchas pancartas alusivas a falta de transparencia informativa y con narices de Pinocho, y críticas al jefe de informativos de TVE, Alfredo Urdaci.
Contra la xenofobia
Como en los otros grandes actos de clamor contra la guerra que ha vivido Barcelona durante el último año, ayer la marcha contó con la participación de numerosos ciudadanos de otras poblaciones catalanas. La Plataforma per la Pau de Collbató (Baix Llobregat), por ejemplo, trasladó hasta la capital tres enormes telas con las letras que integran la palabra paz.
También los inmigrantes, sobre todo musulmanes, quisieron estar en la protesta para denunciar la guerra y advertir, ante posibles actitudes xenófobas, que nada tiene que ver el terrorismo integrista con su religión o sus orígenes. Así se expresaba ayer el marroquí Jamal: "Hemos venido para decir que somos musulmanes, pero no terroristas". El mismo manifestante acusó a Aznar de "engendrar el odio que ha provocado los atentados de Madrid".
En Lleida, la convocatoria reunió a unas 3.000 personas, en una marcha encabezada por el lema Queremos la paz y la justicia. No queremos ninguna guerra, informa Lluís Visa. El escritor Pep Coll leyó un manifiesto en el que se recordó al nuevo Gobierno socialista que "no puede obviar ni olvidar nunca más a los ciudadanos porque éstos tienen el derecho a estar informados".
También en Tarragona se congregaron unas 3.000 personas bajo el lema No olvidemos, la guerra continúa, informa Oriol Aymí. La manifestación transcurrió sin incidentes por varias calles del centro de la ciudad. En Girona, salieron a la calle unas 1.500 personas bajo el lema No a la ocupación imperialista de Irak y Palestina, informa Gerard Bagué. Los manifestantes exigieron la retirada de las tropas españolas en Irak, incluso en caso de que los soldados acaben formando parte de una fuerza multinacional bajo el mando de la ONU. También se criticó la política informativa del Gobierno del PP tras el atentado de Madrid.
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