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VISTO / OÍDO
Columna
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Sobre quien hace los periódicos

Vi el largo fragmento de Zapatero en Logroño, que daba CNN+; seguido del de Rajoy en Badajoz. Equilibrio. Los dos documentos con un letrero: las imágenes, en cada caso, estaban facilitadas por los partidos correspondientes. Llevan sus cámaras, su sonido. Indago: es para evitar, dicen, que cámaras enemigas reflejen gestos o palabras o público que sean peyorativos para su propaganda. O, simplemente, pienso, que reflejen la verdad periodística. Veo en un diario una fotografía señalada con el emblema de la Policía Nacional: lleva sus propios fotógrafos en sus actuaciones, y distribuyen imagen, información. Leo en otro que en el acto militar de Alicante en el que el presidente del Gobierno (saliente) condecora a quienes tomaron Perejil (islote) se hizo salir a los periodistas que habían acudido. Como no eran policías, guardias, militares o del partido del Gobierno, no debían presenciar el acto: aquí no hay censura y nadie puede obligar a los periodistas a dar su información sobre cómo perciben los hechos: pero si no les dejan entrar, no los perciben y no los pueden contar. No creo que sea una profesión en extinción: los graduados, o los doctores, que salgan de las facultades podrán entrar en los centros oficiales, en las Fuerzas Armadas y policiales, en los partidos y en todo lo demás, en un país donde la burocracia se va extendiendo sobre todas las actividades humanas, y enviar las noticias a los escasos licenciados que queden en las redacciones de los periódicos (digo periódicos, digo prensa, por lo que otros llaman "medios"). El que más pierda será el lector (por decir ciudadano); es él quien ha de defender la libertad de expresión.

El suceso militar: oigo que se minimizó por evitar la relación entre la cruz militar con distintivo rojo (como la sangre, propia o enemiga: heroísmo en campaña) con lo que los antiespañoles consideraron ridículo; otros por no disgustar a Marruecos, tras el sofocón de Trillo. Pero a Marruecos se le disgusta mediante otro periodismo: en RNE, programa de Manuel Antonio Rico, los tertulianos vituperaron al Gobierno marroquí por la falta de ayuda a las víctimas. Otros periódicos también. Los mismos que callaron, y que no recuerdan ahora, la catástrofe del Prestige y la actuación del Gobierno.

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