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Reportaje:A SANTIAGO SIN PERDER DE VISTA EL MAR

Pasos entre lo nuevo y lo eterno

Diez claves para conocer y disfrutar el Camino Francés

Paco Nadal

La vía compostelana que cruza los Pirineos por Roncesvalles o Somport y se dirige al oeste a través de Pamplona, Logroño, Burgos y León, fue la más conocida, transitada y favorecida por los monarcas medievales españoles. Es el Camino Francés, considerado aún hoy la ruta clásica a Compostela. Aunque en la actualidad sufre serios problemas de masificación, sobre todo en verano, cuando ayuntamientos y asociaciones se ven obligados a instalar tiendas de campaña y abrir polideportivos y escuelas para acoger a los peregrinos, sigue conservando sus eternos encantos y una dosis de aventura.

1 La travesía de los Pirineos

Más información
790 kilómetros de paisajes sosegados

La mayoría de peregrinos empieza en Roncesvalles, pero por un solo día más de viaje se pierde la maravillosa experiencia de atravesar la cordillera que tanto temieron y en la que tanto penaron los viajeros medievales. Desde San Jean Pied-de-Port, una localidad francesa con innegables raíces santiaguistas, hasta la colegiata de Roncesvalles hay una jornada dura, en pleno invierno incluso peligrosa si se hace por los puertos de Ciza en vez de por Ibañeta, pero que permite coronar la cordillera pirenaica con toda la carga de emoción y esfuerzo que impregnó a los peregrinos de épocas pasadas.

2 Los puentes

La traza original del camino romano y después medieval hacia Occidente ha desaparecido prácticamente en toda la ruta. Pero aún quedan lugares mágicos con la huella evidente del paso de caminantes desde hace siglos: los puentes. Puentes de piedra hay muchos a lo largo del Camino, pero algunos destacan por encima de los demás y no sólo como obras de la ingeniería civil. Es el caso del vado que da acceso a la Trinidad de Arre, en Navarra; el de Puente la Reina, sobre el río Arga, uno de los más airosos y con mayor carga de emotividad de toda la vía, o el del Paso Honroso sobre el Órbigo, en León. En cualquiera de ellos se percibe la huella de quienes pulieron con sus pasos las piedras.

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3 El ramal aragonés

El Camino Francés tiene dos accesos a través de los Pirineos. El más frecuentado fue siempre el de Roncesvalles, pero muchos caminantes del sur de Europa usaban la calzada romana del Summus Portus, el actual Somport, para cruzar la cordillera y entrar en la Península por el viejo condado del río Aragón. Es el Camino Aragonés. La etapa entre Somport y Jaca sigue siendo de una belleza extrema y de muy fácil recorrido, siempre en descenso entre bosques caducifolios y cascadas de agua. Desde Jaca restan cinco jornadas llenas de silencios hasta que el ramal Aragonés se una al Francés en Puente la Reina (Navarra).

4Los nuevos refugios

Desde el último Xacobeo, en 1999, se han abierto más de 30 nuevos albergues hasta completar unos 140 en toda la ruta, privados o públicos. Algunos de los recién llegados vienen a cubrir huecos en lugares estratégicos donde antes los peregrinos debían forzar la máquina para prolongar la etapa o dormir al raso. Es el caso del de Villamayor de Monjardín, que permite acortar el tramo Estella-Los Arcos, o el que una asociación alemana ha abierto en La Faba, que descongestiona el refugio del Cebreiro. Otros mejoran o amplían el número de camas, como el excelente albergue Cuatro Cantones, en Belorado (Burgos).

5 Menos asfalto

Han tenido que pasar varios Xacobeos y algunos accidentes mortales para que las respectivas autoridades tomaran conciencia del problema: por increíble que pareciera, el Primer Itinerario Cultural Europeo, como lo declaró el Consejo de Europa, discurría durante bastantes kilómetros por el peligrosísimo arcén de carreteras nacionales. Un esfuerzo presupuestario ha permitido construir andaderos de tierra paralelos al asfalto en algunos de los tramos más peligrosos, como la salida de Santo Domingo de la Calzada hacia Belorado, la larguísima travesía del páramo leonés entre Trobajo del Camino y Puente Órbigo o la salida de Navarrete hacia el alto de San Antón.

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El milagro de la luz

Quienes puedan adecuar su peregrinación para que coincida su llegada al monasterio burgalés de San Juan de Ortega con alguno de los dos equinoccios anuales (el de primavera, el 21 de marzo, o el de otoño, el 21 de septiembre) podrán asistir a uno de los fenómenos más curiosos de un Camino lleno de ellos. Se trata del "milagro de la luz", un rayo de sol que entra por la ventana izquierda de la fachada de la iglesia e ilumina durante unos minutos el magnífico relieve románico de la Anunciación, tallado en uno de los capiteles del presbiterio. Los constructores del templo demostraron su habilidad en la arquitectura y la astronomía logrando que ocurra sólo esos dos días señalados.

7Románico y gótico

La ruta jacobea no es sólo un camino de espiritualidad o de turismo campestre. Es también una lección de arte a cielo abierto. Por el Camino a Compostela entraron a la Península varias importantes corrientes artísticas. El caminante puede detenerse para saborear joyas del románico español, como la catedral de Jaca (Huesca), con su famoso taqueado jaqués, elemento decorativo que se repetirá en otros muchos lugares; la iglesia de San Martín de Frómista (Palencia), o la basílica de San Isidoro, en León. El gótico, el arte que se eleva hacia el cielo y que llegó procedente de Francia, dejó en la vía compostelana dos magníficos ejemplos: las catedrales de Burgos y León.

8 Los montes de León

Si hay un territorio que ha reverdecido gracias a esta segunda era dorada del Camino son los montes de León. Aldeas casi despobladas, y otras abandonadas desde hace décadas, han visto de repente cómo la llegada de caminantes propiciaba la apertura de albergues, restaurantes y hoteles. Es el caso de El Ganso, de Murias de Rechivaldo o de Santa Catalina de Somoza, y, sobre todo, de Rabanal del Camino, una pequeña e interesante localidad, fin de etapa para los que salieron de Astorga, donde ya hay tres albergues de peregrinos, dos hoteles y varios restaurantes. Más llamativo es aún el caso de Foncebadón, aldea donde sólo quedaba una habitante pese a que fue importante enclave medieval con varias hospederías y conventos, y en la que la iniciativa privada acaba de abrir para este Xacobeo una taberna ambientada en el medioevo y un centro de turismo rural. En total, entre Astorga y Ponferrada, inicio y final de los montes leoneses, existen ya 12 albergues para caminantes. Toda una explosión de hospitalidad.

9 Las 'corredoiras' gallegas

En O Cebreiro, el Camino entra en Galicia y el envoltorio de la ruta jacobea varía por completo. A los horizontes infinitos de la llanura castellano-leonesa le suceden las sendas emboscadas de la verde y húmeda Galicia. Las sendas se sumergen en trochas ocultas entre muros de piedra y helechos, cubiertas por un techo de ramas de carballo (roble). Son las corredoiras, caminos rurales utilizados para trasladar el ganado hasta los pastos, que dan a la travesía de las provincias de Lugo y A Coruña un ambiente intimista y sugerente. Son, sin duda, algunos de los tramos más bonitos y cautivadores de todo el Camino de Santiago.

10 Por fin, Santiago

La entrada a Santiago es decepcionante. Casi un mes de viaje y más de 800 kilómetros a pie por media Península para, al final, acceder a la ansiada meta por zonas industriales, asfalto y el horroroso complejo turístico del Monte do Gozo. Pero todo se olvida cuando los pasos llegan a la Porta do Camiño, la que abría los muros de la vieja ciudad a los peregrinos, y el caminante ingresa en esa fantasía en piedra que es Santiago. Losas pulidas por la historia y semiocultas por una pátina de verdín le escoltan por la calle de las Casas Reales, la Azabachería y la plaza de Platerías, la misma travesía urbana desde hace siglos, hasta llegar al centro del universo compostelano, la plaza del Obradoiro, y enfrentar los últimos 33 escalones que le separan del Pórtico de la Gloria. El final de un viaje apasionante al interior de uno mismo.

Un peregrino ciclista con su hijo en O Cebreiro (Lugo), un enclave del Camino Francés
Un peregrino ciclista con su hijo en O Cebreiro (Lugo), un enclave del Camino FrancésJ. C.

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos

- Tiempo y distancias. Desde Irún a Santiago por el Camino del Norte hay 790 kilómetros, para los que un caminante medio necesita unos 32 días. Para quienes no dispongan de mucho tiempo, un tramo altamente recomendable es el que une Oviedo con Santiago, el Camino Primitivo, en 12 jornadas.

El Camino Francés tiene 846 kilómetros desde Somport, para los que se necesitan unos 32 días, y 772 kilómetros desde Roncesvalles, para los que son necesarios unos 30 días.

- Señalización. El Camino del Norte, igual que el Francés, está bien señalizado con flechas amarillas y carteles de madera y metal.

- Albergues. El Camino del Norte cuenta con una red de albergues todavía escasa. En el País Vasco no hay ninguno; en Cantabria existen varios, pero no los suficientes como para pernoctar todos los finales de etapa, por lo que hay que usar también hostales y pensiones. Una vez en Asturias y Galicia, sí que hay un albergue al menos en cada final de jornada; algunos de ellos, como los de Cádavo Baleira, Lugo capital y

A Fonsagrada, de excelente calidad.

- Credencial. Es el pasaporte del peregrino y se exige para pernoctar de forma gratuita en los albergues. Lo expiden las asociaciones de amigos del Camino (el listado de todas ellas, en la oficina del peregrino).

Información

- Oficina del Peregrino de Compostela (981 56 24 19 y 981 56 65 77). Rúa do Vilar, 1. Santiago de Compostela.

- www.xacobeo.es.

- www.caminosantiago.com (página de Internet de la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino).

- www.jacobeo.net.

- www.asantiago.org (Asociación Riojana de Amigos del Camino).

- www.caminodesantiago.consumer.es (con buena información de albergues).

- www.caminosantiagoastur.com (página sobre el Camino del Norte, de la asociación de Oviedo).

- Numerosas editoriales (El País-Aguilar, Everest, Planeta, entre otras) tienen publicadas guías del camino desde diversos enfoques.

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