Paradojas legales en torno a la 'hibernación'

¿Se puede matar para dar la vida? Al margen de un no rotundo o la tentación de abordar la pregunta desde un punto de vista poético y buscar una metáfora que dé sentido a esta contradicción, sí se puede, aunque está en manos de muy pocos. Uno de ellos es el jefe del servicio de cirugía cardíaca del hospital General de Valencia, José Anastasio Montero, que hace 10 días mantuvo el cerebro de una mujer a 16 grados durante casi dos horas durante una complicada intervención destinada a implantarle una prótesis de aorta. La enferma estuvo todo este tiempo hibernada, con el encefalograma plano, sin circulación sanguínea y sin respiración autónoma, es decir, cumplió las tres condiciones que fija la ley de trasplante de órganos para definir la muerte de una persona.

"La mujer cumplió las tres condiciones que fija la ley de trasplante para definir la muerte"

"Desde el punto de vista jurídico, la has matado y luego le has dado la vida", le comentó Emiliano Borja, profesor titular de derecho penal de la Universitat de València al cirujano del hospital valenciano en una conversación informal que tuvieron después de la operación. Borja pasó por el bisturí de Montero hace algún tiempo también por una intervención de aorta, aunque mucho menos complicada, que dio paso a una amistad que mantienen desde entonces. Junto a otros amigos de vez en cuando se reúnen en tertulias en las que dan vía libre a todo tipo de conversaciones y donde no faltan las relaciones entre la medicina y el derecho. "Se trata de una curiosidad jurídico filosófica", apunta Borja, "fruto del hecho de que el derecho va por detrás de la sociedad y ésta de la tecnología". El profesor del centro valenciano se refiere a la paradoja legal que supone que en este tipo de intervenciones se mate al paciente para mejorar sus expectativas de vida. "La ley de trasplante de órganos se elaboró a las puertas de la década de 1980 y las condiciones de muerte que fijó se han visto superadas por la tecnología actual", comenta. "Entonces estaba claro que la persona que reunía las tres condiciones no iba a sobrevivir, pero nadie podía pensar que en algo más de 20 años pudiera volver a la vida".

Borja recuerda que en una conversación que mantuvo con Montero, el cirujano le comentó que de las pocas cosas imposibles que había en medicina era el trasplante de cerebro. Sin embargo, en un ejercicio de medicina ficción, el primer paso para hacerlo posible sería la posibilidad de mantenerlo con vida el tiempo suficiente para pasar de un cuerpo a otro -sin olvidar la infinidad de otras dificultades que comportaría la intervención-, lo que quizás esté cada vez más cerca gracias a las nuevas técnicas de hibernación que alargan cada vez más el tiempo en el que se mantiene este órgano en coma inducido para protegerlo de cualquier eventual lesión. Se trata de un remoto futurible pero, en el caso de que fuera posible, ¿cuál sería la identidad de esta persona a efectos, por ejemplo, de estado civil, herencia..? Aquí no hay dudas: ambos coinciden en que sería de quien aportara el cerebro.