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Entrevista:NANI ROMA | Vencedor en motos | RALLY DAKAR | Victoria española en la gran travesía del desierto

"El que gana aquí repite"

Robert Álvarez

El Dakar es una carrera tan rara... Joan Roma repetía la frase hasta la saciedad tras haber logrado su primer triunfo y el primero también de un piloto español en las 26 ediciones de la carrera. La ambigüedad se recoge hasta en una de las máximas de la prueba: "Date prisa, pero no corras". Al fin, Roma (Vic, 1972), ha conseguido imprimir a su KTM la punta de gas idónea para volar sin caerse, para llegar sin perderse, para situarse por delante o regular desde atrás según lo aconsejara la táctica idónea. En su novena participación, después de una sucesión inacabable de desgracias, se ha constituido en la síntesis de sus predecesores españoles. De Carlos Mas dijeron todo lo contrario que de Jordi Arcarons, que no arriesgaba lo suficiente para ganar, que esperaba siempre los errores de los demás para alcanzar el primer puesto.

"Le hablo a la moto, le digo 'tira pequeña', pego gritos, me cabreo conmigo mismo"
"Parecer tranquilo es una carta más, pero no he podido dormir las dos últimas noches"
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Nani, como le llaman los amigos desde pequeño, desde antes ya de que jugara en el juvenil del Vic como portero de fútbol, otro de los deportes que le apasionan y que, cuando puede, todavía practica, se ha quitado un peso de encima. "Sentía que había mucha gente que pensaba que, antes o después, volvería a fallar, pero la sensación de llegar a la playa de Dakar junto a Esteve [uno de sus compañeros de equipo] ha sido insuperable, al igual que también he percibido que la mayoría de la gente implicada en la carrera deseaba que yo ganara", cuenta.

La fatalidad del perdedor apuntaba a Roma, eterno aspirante al triunfo desde 1996, pero que las había visto de todos los colores. "Nunca he creído en la suerte. Desde luego que se encadenan una serie de situaciones que hacen que, al final, todo vaya mal o bien". Está firmemente convencido de que existe un recodo en el camino de su trayectoria deportiva por el que nunca había pasado. "Mi vida hubiera cambiado de haber ganado en 2000 [una avería cerca del final, cuando era líder, le relegó al 17º puesto]. Pero después ya era el que más veces me perdía, el que más veces me caía, un desastre", se lamenta. "Ahora no sé que va a pasar, no quiero pensar en ello. Seguro que el año que viene será diferente. Sólo digo que el que ha ganado una vez, ha ganado más veces".

Roma continuará participando en el Mundial de Raids que estuvo a punto de ganar el año pasado y Nissan, como premio por haber ganado el Dakar, le ofrecerá la ocasión de probar un nuevo modelo. "Me gustan los coches, de pequeño mi sueño era ser piloto de rallies", admite. Pero muy pronto le enganchó el mundillo de las motos, hasta el punto de que en noviembre de 1990 participó en su primera carrera a pesar de que no tenía licencia. Utilizó la de uno de sus amigos. Acabó primero, pero le descubrieron y fue descalificado.

En 1993, cuando hacía sus primeros pinitos en el mundo de las motos, le robó una camiseta y unos calceltines a su admirado piloto francés Stéphane Peterhansel (seis veces ganador del Dakar en motos y vencedor en la edición que concluyó ayer en coches). Ayer, apabullado por las felicitaciones de la Casa Real, del Consejo Superior de Deportes, de la Generalitat de Catalunya, Roma relativiza la apoteosis que ha provocado su victoria. "Agradezco todas las enhorabuenas pero sé que lo mejor es gente que me ha apoyado en los malos momentos, la que me esperaba cuando llegaba a Barcelona en camilla tras una caída", subraya.

Extenuado por el cansancio de los 1.000 kilómetros recorridos y por el carrusel de agasajos y entrevistas, Nani explicó sus sensaciones. "El paisaje lo he visto poquísimo. Tras alguna etapa he mirado la televisión y me he preguntado '¿pero yo he pasado por aquí?". Otras veces ha combatido alegrías o penas con su moto KTM. "Hablo con ella", confiesa; "le digo, cosas como 'tira pequeña'. Puede parecer estúpido, pero también pego gritos o me cabreo conmigo. Son tantas horas que tienes que activarte para quemar adrenalina". Para relajarse, ha elegido música de Robbie Williams y Paul McCartney.

Consumado el triunfo, Nani no sólo se quita el casco, sino también la máscara invisible con que trató de superar la presión a medida que se acercaba el final. "Es importante dar una imagen de tranquilidad. Es una carta más frente al adversario. Yo ví estresado a Richard Sainct (el piloto francés que al final fue el único aspirante a impedirle el triunfo). No es bueno transmitir esa sensación. Es cierto que he rodado tranquilo durante muchos días pero los dos últimos no he podido dormir, aunque he tratado de disimularlo".

Nani está convencido de que la labor de equipo ha resultado fundamental. "De haber venido solo, sin el apoyo de los demás como otros años, no hubiera conseguido ganar. Y si la escudería de Sainct hubiera trabajado como un equipo en la etapa posterior al día de descanso, nos hubiera metido diez minutos tranquilamente". Todavía aturdido por la avalancha de llamadas y felicitaciones, Roma espera a llegar esta tarde a Barcelona y al pueblo en el que reside, Folgueroles, en compañía de su mujer Rosa y de su hija de seis años, Abril, que han seguido en Dakar los tres últimos días de la competición para saborear al máximo su triunfo. "Creo", aventura, "que en España y en mi pueblo, hay un poco de follón. Tal vez cuando llegue allí compruebe lo que ha sido y lo que significa ganar el Dakar".

Nani Roma celebra su victoria con champán.
Nani Roma celebra su victoria con champán.EFE

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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