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Reportaje:

'Zidanes' y... 'ronaldos'

Excepto Casillas, los 'pavones' tienen cada vez un papel más secundario en el Madrid

A cada jornada que pasa, el Madrid es un equipo más aristocrático. Casillas aparte, por su gran momento de forma y lo decisivo de su papel en la portería, los jugadores que no son superestrellas -galácticos, en la jerga cinematográfica que se les aplica por razón de su sueldo- quedan para las labores de intendencia, trabajos a tiempo parcial en los aledaños del área propia y con pocas responsabilidades, por no decir que ninguna, en torno a la contraria.

Si en la Liga 2001-02 los goles de los astros tras la 17ª jornada representaban el 61,29% de los anotados (19 de 31) y en la 2002-03 el 70,27% (26 de 37), en la 2003-04 suponen el 94,28% (33 de 35). Sólo Guti y Núñez, con un tanto cada uno, se han hecho un hueco en este curso en la lista de los goleadores para alzar la bandera de los canteranos o los pavones, según expresión del eslogan de la política del club.

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Los pavones alzaban más la voz en la campaña pasada. Guti (3 goles), Raúl Bravo (1) y Portillo (1) formaban la tabla goleadora de la cantera y también figuraban en el apartado realizador Helguera (4), McManaman (1) y Flavio (1), exponentes de una clase cada vez más mermada por los traspasos y que algún pícaro habitante del vestuario blanco calificó de "media". Hoy ya no están Flavio, McManaman, Munitis ni Morientes, goleadores en otra época -este último, cedido al Mónaco, marcó seis tantos en las primeras 17 jornadas del ejercicio 2001-02-. Fueron transferidos a otros clubes en el verano.

La inflexión la causó Ronaldo el día de su debut, en octubre de 2002, en la quinta jornada de la Liga. Desde entonces, algunos galácticos han bajado su índice de aciertos -Figo y Zidane llevan dos goles menos que doce meses atrás- y el brasileño acapara casi la mitad de los tantos del equipo. Su marca es tal que se basta para suplir la caída rematadora de Guti y Helguera, a quienes el año precedente sólo superaban Zidane, Figo, Raúl y, cómo no, él mismo.

El cuarto Madrid de Florentino Pérez, entrenado por Carlos Queiroz, es una versión depurada, según el nuevo credo, de aquél de la temporada 2000-01, en el que jugadores más terrenales, como Hierro (5 goles), Savio (3) o Munitis (3) tenían la oportunidad de cantar sus dianas. Donde antes jugaba Makelele, abocado a tareas defensivas, ahora juega Beckham, que suma tres goles. Donde estaba Guti peleando por marcar 14 tantos, ahora se enseñorea Ronaldo, que promete 30. En el lugar de Helguera, medio centro llegador que alcanzó seis goles, ahora luce un media punta, Zidane, muy capaz de acercarse a los diez.

El nuevo Madrid, el de los zidanes y... los ronaldos, está diseñado para brillar atacando, lo que probablemente no siempre coincida con lo de atacar bien. Puede ser paradójico que Beckham y Ronaldo en plena forma no puedan superar las marcas globales de la campaña anterior, cuando el conjunto entonces de Vicente del Bosque recibía menos goles y marcaba más y con más jugadores. Ahora contabiliza 35 a favor y 18 en contra. Un año atrás, sin los pases de Beckham, pero con Makelele barriendo en la zona media, totalizaba 37 propios, dos más, por 16 ajenos, dos menos.

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