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Por la identificación cabal de bebés reales

El pediatra Antonio Garrido Lestache (Madrid, 1931), uno de los pioneros mundiales en la identificación de recién nacidos con la toma posparto de las huellas dactilares del bebé y la madre, apenas duerme pensando en la boda del príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Bueno, en realidad le preocupa lo que venga después, esos "más de dos y menos de cinco" (hijos) que anunció vigoroso don Felipe el día de la pedida. Garrido, que incorporó en 1999 el sistema de huellas que se envían al Registro Civil para garantizar que los niños no sean confundidos con otros y pierdan sus derechos básicos, pide a la Casa Real "que designe un testigo que dé fe visual en los partos de los nacimientos de los futuros herederos a la Corona, como manda la disposición del Ministerio de Justicia de noviembre de 1999". Garrido apoya su exhorto en su estudio La identificación de recién nacidos en la Casa Real española, un repaso a los alumbramientos de las reinas hispanas desde el polémico natalicio de Pedro el Cruel (1334). "A raíz de la acusación de su hermanastro, Enrique de Trastámara, de que Pedro no era hijo de Alfonso XI, sino de una mujer judía, todas las reinas de Castilla y España, fueran Austrias o Borbones, han dado a luz, hasta la época de Alfonso XIII, bajo un protocolo un poco engorroso pero eficaz: a los partos comparecían el Rey, la familia, algunos nobles, los embajadores de las potencias extranjeras y el Nuncio del Papa". Desde luego, eso evitaría toda confusión, pero Garrido sabe que hoy no es de recibo tal concentración de espectadores: "La identificación la hará el equipo médico que atienda a doña Letizia, pero cualquier madre tiene además derecho a que en el parto esté al menos una persona de su confianza y eso también afecta a la familia real".-

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