La presidenta se saltó el protocolo para privilegiar a Mariano Rajoy
El equipo de Esperanza Aguirre se saltó ayer la normativa de protocolo durante el acto de toma de posesión de la nueva presidenta de la Comunidad. Y lo hizo para privilegiar al secretario general del PP y candidato de ese partido a las elecciones generales del próximo marzo, Mariano Rajoy, frente al presidente regional saliente y anfitrión, Alberto Ruiz-Gallardón.
El real decreto 2099/1983, de 4 de agosto, que regula el orden en el que deben ser colocados los asistentes a un acto institucional, establece en su artículo 4 que "los actos serán presididos por la autoridad que los organice". En este caso, quien ayer por la mañana era aún presidente en funciones de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón. El presidente saliente fue, sin embargo, relegado a una esquina de la primera fila, y su puesto fue ocupado por el secretario general del PP, Mariano Rajoy.
El status de Rajoy no está previsto en el protocolo de este tipo de actos. Pero, aunque los organizadores lo hubieran asimilado al de jefe de la oposición (número 16 en el orden protocolario) o hubieran tenido en cuenta su condición de ex vicepresidente, asimilándolo a la de ex presidente (número 14), nunca hubiera podido ocupar un lugar tan preeminente. Fue así porque, aunque el acto lo organizaba la Comunidad, el equipo de Aguirre decidió a última hora cómo se distribuiría a los asistentes, según fuentes del Ejecutivo regional.
Al acto de toma de posesión de Aguirre acudieron, además de Rajoy, los ministros de Sanidad, Ana Pastor; Presidencia, Javier Arenas; Interior, Ángel Acebes; Justicia, José María Michavila; Medio Ambiente, Elvira Rodríguez, y Administraciones Públicas, Julia García-Valdecasas. También los representantes de la patronal y los sindicatos, los portavoces del PP, PSOE e IU en la Asamblea -Antonio Beteta, Rafael Simancas y Fausto Fernández-, el ex alcalde José María Álvarez del Manzano y el presidente del Senado, Juan José Lucas.
Recibimiento con bombos
El valle de lágrimas en el que se convirtió el patio interior de la Real Casa de Correos apagó un tanto el ambiente de fiesta que acompaña a toda investidura, aunque hubo también espacio para las anécdotas cómicas. En un rincón del edificio, el delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui, se desesperaba contando que había tenido que parar, a última hora, un recibimiento con banda, bandera y música organizado por el destacamento de la Guardia Civil a la nueva presidenta. "¡El rango de presidenta de la Comunidad no va a acompañado de esos recibimientos!", tuvo que explicar Ansuátegui a los agentes, que ya habían ensayado cómo rendir honores a Esperanza Aguirre.
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