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Entrevista:JORDI PALAFOX | Catedrático de Historia e Instituciones Económicas y miembro del consejo de administración de Bancaixa

"Con Olivas, Bancaixa puede ser percibida como la caja del PP"

Miquel Alberola

Pregunta. Hace apenas dos años Julio de Miguel se opuso a una propuesta para despolitizar Bancaixa. ¿Es víctima ahora de su propia estrategia?

Respuesta. La negativa a suscribir aquel documento que le presentamos y lo que está ocurriendo ahora es todo un sinsentido. Se acaba de aprobar una ley para reducir el peso político en las cajas de ahorro, la autoridad monetaria ha venido realizando continuas advertencias para que no se politicen y ahora todo indica que se pretende nombrar presidente de Bancaixa a quien hace menos de seis meses lo era de la Generalitat y ha sido su vicepresidente durante un buen número de años. Como cliente de Bancaixa y como ciudadano estoy perplejo. Y como miembro del consejo de administración de Bancaixa y de la comisión ejecutiva, seriamente preocupado. En el primer caso, por la facilidad con que el PP olvida lo que ha repetido en los últimos tres años. Y en el segundo, por las dificultades que se le pueden plantear a la caja si se confirma esa opción.

P. ¿Qué implicaría para Bancaixa tener un presidente con un perfil político tan acentuado como el de José Luis Olivas?

R. Bancaixa tiene 125 años y una gran solvencia, pero en unos mercados financieros cada vez más competitivos, aparecer como la caja del PP no favorece su competitividad. Muchos clientes pueden sentirse incómodos con una caja escorada clarísimamente hacia una opción política. Y en los mercados financieros, donde la competencia por captar recursos para poder mantener los ritmos de crecimiento de la inversión es feroz, la posición de Bancaixa, que es la tercera caja de ahorros de España, frente a otras entidades puede empeorar.

P. ¿A Olivas no le afectaría la ley de incompatibilidades?

R. No soy un experto en este tema y, por tanto, prefiero no opinar. Por lo que recuerdo de la ley, fija un plazo de dos años durante el cual los altos cargos de la Administración no pueden desempeñar cargos en empresas privadas vinculadas a la actividad desarrollada. Supongo que si el PP propone a Olivas como presidente, se habrá asegurado que no incurre en incompatibilidades legales.

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P. ¿Ésta es una operación digestible para el Banco de España?

R. Su silencio, después de tantas advertencias públicas sobre la necesidad de despolitizar las cajas y evitar las injerencias de los partidos, llama la atención aunque el Banco de España no se caracteriza por hacer sus recomendaciones en público. Por otro lado, unas declaraciones, desafortunadas desde mi punto de vista, del candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid sobre su pretensión de promover el cambio en la presidente de Cajamadrid, recibieron un varapalo unánime en medios económicos y financieros. Aquí, sin embargo, no pasa nada, lo cual me lleva también, además de mi estupefacción como cliente de la entidad y mi preocupación como miembro del consejo, a sentirme irritado como valenciano. En Madrid o Barcelona sería impensable la posibilidad de nombrar un político tan significado para presidir la principal caja.

P. Usted es un estudioso de las instituciones económicas. ¿Se había visto algo así hasta ahora?

R. No recuerdo ningún caso comparable en la etapa democrática, sí en el franquismo en el que las cajas eran las financiadoras, a través de los coeficientes obligatorios, de las empresas afectas al régimen. Sí es cierto que en otras entidades hay cargos de claro perfil político, cosa con lo que no estoy de acuerdo y que se podría haber solucionado si el PP hubiera tenido la voluntad real de despolitizar las cajas de ahorro. La ley financiera debería haber asegurado de una vez la independencia y profesionalidad de sus órganos de gobierno, pero a la vista está que esa ley no cumple los objetivos que se publicitaron.

P. ¿El PSPV puede tragar con Olivas?

R. Es la dirección del partido la que debe pronunciarse sobre ese punto. En todo caso, a través de Ricard Torres, responsable de economía, ha insistido hasta la saciedad en la defensa de la despolitización de las entidades. Desde luego, su nombramiento es contradictorio con lo que hemos venido defendiendo para las cajas de ahorro, y por tanto la dirección tendrá que sopesar cómo compatibilizar el respeto de la mayoría parlamentaria con defender nuestras propuestas.

P. ¿Qué justifica la intervención política de las cajas?

R. Al margen de ambiciones personales, una confusión bastante frecuente: trasladar el respaldo electoral mayoritario a los mercados financieros. Bastantes políticos incurren en el error de equiparar preferencias electorales con el funcionamiento de los mercados. La cuenta de resultados de Bancaixa no se vota, depende de las decisiones de miles de personas que aisladamente configuran al final unos resultados determinados.

P. ¿Las cajas están garantizando el funcionamiento político de la Generalitat?

R. No. Una cuestión es que algunas de sus inversiones sean emblemáticas desde el punto de vista partidario y que, por tanto, se discuta su viabilidad o pertinencia en la esfera política, y otra, que representen la mayoría de la inversión crediticia de Bancaixa. ¡No quiere decir que no sean significativas!

P. Por ejemplo, el caso de Terra Mítica.

R. Las decisiones financieras de Bancaixa se discuten en el consejo de administración y las deliberaciones son secretas. Por tanto, mi opinión debe quedar dentro del mismo. Al margen de ello, es evidente que es una de las obras más emblemática del anterior presidente de la Generalitat en la que Bancaixa ha perdido ya 15 millones de euros. Las pérdidas de CAM y Bancaixa equivalen, a día de hoy, a mantener cerrada todo un año la obra social de Bancaixa: un año sin becas Erasmus, sin convenios con las universidades, sin actividad de voluntariado,... Pero insisto, siendo una cantidad muy importante, no pone en peligro la solvencia de la entidad. Lo que sí hace es afectar negativamente su posición frente a los competidores, que le están comiendo terreno en su propio mercado. Volviendo a Terra Mítica, he sido partidario de complementar la oferta turística con un parque temático, aunque era, y soy, escéptico sobre la ubicación y el diseño elegido. Pero de lo que no tengo ninguna duda es que el equipo gestor del parque ha demostrado más allá de toda duda razonable su ineptitud. Hay que tomar decisiones ya para evitar aumentar todavía más la sangría que acarrea para la caja y la sociedad valenciana.

P. ¿Y la compra del 1,9% de Iberdrola, impuesta por el Consell?

R. Los técnicos defendieron la operación. Pero no es adecuado que su anuncio lo haga el presidente de la Generalitat antes de haber sido debatida en los órganos de gobierno de la entidad. No es positivo para la imagen de profesionalidad e independencia de las cajas que sus presidentes aparezcan como apéndices de una decisión política.

P. El fantasma de la fusión ha vuelto a planear.

R. Eso he leído en algunas interpretaciones. Sería una sorpresa más, cuando el presidente de la Generalitat, en otra de de esas intervenciones en mi opinión inadecuadas, anunció hace poco que se abandonaba el proyecto y cuando quienes lo defendieron no lo llevaron a cabo, porque no pudieron, supieron o quisieron, mientras gobernaron. Por otro lado, gran parte de las ventajas en costes que se podían haber conseguido, se han logrado por otras vías. Sería también peregrino impulsar la fusión desde una entidad que siempre ha sido favorable a ella. Las reticencias, algunas bastante fundadas, provinieron de la CAM, por lo no se entiende cómo se va a fomentar la fusión colocando a un dirigente político en Bancaixa.

P. ¿Hay algo que la justifique?

R. Es una frivolidad presentarla como la solución a los retos a los que se enfrentan las dos entidades. Tiene costes y ventajas que deben estudiarse con prudencia y rigor. Mi opinión, a falta de estudios que aporten nueva información, es que esa oportunidad forma parte de la historia.

P. ¿La corporación financiera no trabaja para la fusión?

R. Pues tiene su origen en el intento de abortarla y su constitución se debió a la voluntad política de no reconocer el error de haberla presentado como el primer paso de la fusión. Ha sido creada con claros límites a su actividad debido a la reticencia de sus socios, las dos cajas, duras competidores en casi todo. Hasta ahora, es una mera sociedad tenedora de acciones y no ha cumplido ningún papel. Debe redefinir sus funciones, porque tal como está ahora es, en mi opinión, una entidad inútil.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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