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Crítica:FERIA DE OTOÑO | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los caballeros entretuvieron en la segunda parte

En la cuarta de la Feria de Otoño llegó el toreo a caballo. Como es costumbre adquirida desde hace unos pocos de años. Un paréntesis que muchos aficionados aprovechan para ir al cine o estar en familia. Algo que se notó en los tendidos, que lucieron claros significativos. Y aquellos que acudieron a Las Ventas, en definitiva público amable el de las corridas de rejoneo, pudieron contemplar un festejo que tuvo dos partes bien diferenciadas. Una primera que resultó aburrida hasta para el palo de la bandera, y una segunda en la que los caballeros rejoneadores entretuvieron con sus cabriolas, suertes varias y un toreo templado a trechos, reunido algunas veces.

Buena parte de la culpa de que el festejo no fuera de buen tono, vistoso e incluso almibarado de aplausos, como suele ocurrir en estos fastos, la tuvieron los toros de Julio de la Puerta, que llegaron a alardear de mansedumbre, si es que se puede lucir con orgullo tal estado de ánimo perfectamente animal. Todos los toros salieron manseando de toriles y no respondieron al castigo como es de recibo en toros de casta. Fueron distraídos y carecieron de codicia.

De la Puerta / Fernandes, Montes, Galán

Toros para rejoneo de Julio de la Puerta, desigualmente presentados, mansos, de juego irregular; los tres primeros muy terciados. Rui Fernandes: rejón trasero y rejón (palmas); rejón en su sitio (oreja). Álvaro Montes: rejón trasero y bajo (palmas); rejón trasero y caído (oreja). Sergio Galán: rejón trasero (palmas); rejón muy efectivo (oreja). Plaza de Las Ventas, 10 de octubre. 4ª de feria. Casi tres cuartos de entrada.

El rejoneador portugués Rui Fernandes bailó con donosura el caballo antes de prender banderillas a una mano, para acertar una al quiebro y en lo alto, que sería lo más logrado de toda su lidia. En el cuarto clavó dos banderillas de buen acierto y tino, por delante del estribo, de manera sobria, templado en el encuentro, que los tendidos le aplaudieron con timidez. Estuvo breve con las banderillas cortas, y se ganó una oreja por un rejón de muerte muy efectivo que realizó con prontitud.

Álvaro Montes, que luce un corte campero de porte elegante, intentó parar de salida a su primero, al amparo de la garrocha de añejo abolengo, algo que hizo a medias por mor del manso que escarbaba y se dolía en los rejones de castigo. En banderillas a una mano fue a más, y echó a perder lo ganado con un rejón final por los bajos. En su segundo estuvo espectacular y clásico, ambas cosas bien mezcladas. Lució la cabalgadura, entre el regocijo popular, al ponerla varias veces a dos manos. Y llegó a clavar varias rosas en la suerte del violín, que tanto parece gustar.

Sergio Galán, en su primero se fue calentando y clavó banderillas a dos manos con ajuste, el segundo par de cortas y por dentro al hilo de las tablas. En el sexto comenzó nervioso, y amagó en falso dos veces con las banderillas. Pero enderezó su actuación con el precioso Cisneros, alazán oscuro, al ganarle la cara al toro de frente por dos veces, y prender con fuerza y sabor.

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