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MÚSICA

Señas de Adriana Calcanhotto

Se quitó una "t" del apellido. "Para facilitar la vida de la prensa", dice con ironía. Ahora ha decidido recuperar la grafía original. Adriana Calcanhotto nació el 3 de octubre de 1965 en Porto Alegre, al sur de Brasil. Es gaúcha, la tierra de la cantante brasileña más importante de los tiempos modernos, Elis Regina. "Mucho antes incluso de saber que iba a hacer música, ya sabía que me iba a ir a una ciudad más grande".

"Mi padre y mi madre escuchaban música juntos por la noche en casa. Recuerdo que ponían a Chet Baker, Piazzolla... Y por las tardes yo oía la radio de onda media con la niñera. Eso hizo que mi oído no tuviera fronteras", cuenta. En febrero de 1989 le consiguieron una fecha en un pequeño local de Ipanema, en Río de Janeiro: "Fui para una noche y aquella actuación se prorrogó cinco semanas".

"Lo importante son las canciones y no tanto quién las ha compuesto", explica. Entre Namoradinha de um amigo meu, de Roberto Carlos, y Maldita cocaína, canción portuguesa de los años veinte, ya deslizaba alguna composición propia. "Al principio sentía mucha vergüenza y miedo de mostrar mis canciones. Me parecía extravagante. Me lo sigue pareciendo, pero las enseño", dice riendo, "y las grabo". "Ignoro la armonía. En eso me identifico con John Cage. Y me ha influenciado enormemente el punk. La idea de que no sé hacer música, pero la hago".

No ha olvidado los comentarios hirientes que recibió por su primer disco. "Hay periodistas que no pierden la ocasión de ser crueles. Se creó la expectativa de algo que no soy, pero el equívoco de pensar que era una nueva Elis Regina se disipó con el propio trabajo". A Senhas, de 1992, su segundo título, le siguieron A fábrica do poema (1994), Maritmo (1998) y el directo Público (2000). María Bethânia fue de las primeras en grabar canciones escritas por Adriana Calcanhotto. "Cuando empecé a comprar discos, escogí los de personas que daban valor a la palabra. Escuchaba discos en directo de Bethânia en los que decía textos de Clarice Lispector y Fernando Pessoa. Así que oír aquella misma voz cantando una letra mía me emociona".

Respecto a su último disco, Cantada (2002), recalca lo de quitar excesos, adornos, acordes, y cortar voces, solos, efectos... Tirar a la basura todo lo que no parezca esencial. El lado electrónico de Cantada -que tiene la doble acepción, en portugués de Brasil, de canto e intento de seducción a través de la palabra- corre a cargo del trío Moreno [hijo mayor de Caetano Veloso], Kassin y Domênico, y del colectivo de productores/DJ's Bossacucanova. "Usan la electrónica como una herramienta. Y yo me identifico mucho más que con mi generación o la anterior, en las que es una cuestión importante saber si las cosas tienen que ser acústicas o electrónicas. Como si fueran incompatibles".

"Los videoclips son una gran oportunidad de rodar una pequeña película", asegura quien trabajó como actriz en una obra de Jean Genet hace más de quince años, "pero ni me gustó cómo lo hacía ni la rutina del día a día teatral". El de la canción Pelos ares se filmó en Río, en Magic Square, número 5, la instalación permanente del artista plástico Hélio Oiticica, visible en el cuadernillo de Cantada. El crítico Tárik de Souza afirma que ella personifica hoy lo que Caetano y Gil idearon como reforma estética para la música brasileña a finales de los años sesenta. "No me gusta esa imagen de buena alumna del tropicalismo, aunque sí creo que fui una buena alumna", dice sonriendo. Los poetas Waly Salomão y Antonio Cicero han escrito que "lo que torna singular a Cantada es la voluntad y capacidad de mantener la veta experimental, no en lindes alternativas, sino en la corriente principal de la música pop comercial".

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loso su devoción por Joan Brossa. Y en los hoteles, durante las giras, no falta la compañía escrita de João Cabral de Melo Neto, Manuel Bandeira o Vinicius de Moraes. Cita a escritores y pintores como Tàpies, Klee y Matisse, y tiene canciones inspiradas en Lygia Clark o Gertrude Stein. "No corro el riesgo de convertirme en una cantante para intelectuales porque mis canciones suenan en la radio y las telenovelas. Cuando salió en Brasil el segundo disco, con la canción Esquadros, se me acercaban personas a preguntarme qué significaba un Almodóvar. Qué tipo de objeto era. Me parece genial. Así se abren ventanas sobre el trabajo de otros artistas. Y me produce mucha alegría porque era lo que yo sentía al descubrir el universo de un autor por tres líneas que María Bethânia decía en un disco. Un fragmento de un poema y ya tú te preguntas quién es ese Fernando Pessoa".

Adriana Calcanhotto actúa los días 15, 16 y 17 en Madrid (Calle 54) y el 21 en Barcelona (Luz de Gas).

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