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El 'violador de Pozuelo', acusado de 17 ataques sexuales tras los análisis de ADN

Juvenilson D. da S. es el segundo mayor agresor sexual en serie de los últimos años en Madrid

El País

Juvenilson D. da S., el violador de Pozuelo, brasileño de 32 años, no ha cometido cinco violaciones como creía la policía cuando el pasado lunes informó de su detención. A lo largo de esta semana, los agentes han descubierto, a través de ruedas de reconocimiento con las víctimas y cotejo de muestra de ADN, que Juvenilson es el presunto autor de un total de 17 agresiones. Lleva tres años actuando y nueve de los ataques los ha cometido en 2003. Según la policía, Juvenilson es supuestamente el segundo mayor violador en serie de Madrid de los últimos años después del llamado violador de Pirámides.

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El violador de Pirámides, el extremeño residente en Madrid Arlindo Luis Carbalho, cumple una condena de 514 años de cárcel por 28 delitos de agresión sexual. Los agentes lograron probarle 28 violaciones, aunque él, tras ser detenido, confesó un centenar de agresiones sexuales.

Tras Arlindo, Juvenilson es la segunda persona a la que se le atribuyen más violaciones en Madrid.

La primera de las agresiones sexuales que se le imputan la perpetró en 2000, justo cuando acababa de llegar a España, sobre una mujer de 19 años a la que puso un cuchillo en el cuello y violó en un descampado cercano a Conde de Casal (distrito de Retiro).

En la zona de Conde de Casal y en los aledaños de la línea Circular del metro -plaza Elíptica, plaza de Legazpi y Vía Carpetana- ha cometido Juvenilson la mayoría de sus fechorías.

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La policía llevaba desde antes del verano detrás del violador de

Pozuelo, localidad donde había cometido cinco agresiones sexuales, dos de ellas contra menores. Tras arrestarlo el pasado viernes, los agentes han cotejado su ADN con muestras de semen y saliva recogidas en otras víctimas y han observado que sus datos biológicos coincidían con otras ocho violaciones cometidas en Conde de Casal.

La policía dispone de profusas pruebas contra Juvenilson. Las 12 víctimas le han reconocido a través de fotografías "sin ningún género de dudas", y en ocho de los casos existen además pruebas genéticas irrefutables (las del ADN). Casi todas sus víctimas han sido mujeres de menos de 24 años, con melena larga y morena. A ocho de sus 17 mujeres les robó el bolso y los efectos personales. Tras abordarlas, cuchillo en mano, las llevaba a zonas de arbustos o descampados. Solía esperar a sus víctimas en zonas aisladas que muchos ciudadanos usan como atajo de caminos. Cuando se sentía seguro, las desnudaba y cometía con ellas todo tipo de tropelías. Tras consumar su acción, les decía que permaneciesen calladas y sin moverse durante 15 minutos o que, de lo contrario, las mataría.

En la época en que comenzaron a sucederse las violaciones en torno a Conde de Casal, la policía no creyó estar, en un principio, ante un violador en serie. Las descripciones del agresor por parte de las víctimas no resultaron nítidas. Unas mujeres creían que el agresor era árabe y otras que suramericano. Sólo se ponían de acuerdo en la altura: en torno a 1,70.

Pero todo cambió en enero. Entre los investigadores del Servicio de Atención a la Mujer (SAM) de la policía cobró fuerza, pese a los datos contradictorios de algunas testigos, la posibilidad de estar ante un violador en serie.

Los agentes ataron cabos y vieron que el perfil genético del agresor era idéntico en ocho agresiones sexuales. Con pistas aportadas por las víctimas, elaboraron un retrato-robot del violador y establecieron vigilancia en la zona del Conde de Casal. Pero el agresor detectó a los policías y trasladó a Pozuelo su escenario.

Justo cuando los agentes creían que Juvenilson iba a actuar de nuevo en Conde de Casal, se produjo una agresión en Pozuelo, pero con rasgos parecidos a las ocurridas en Conde de Casal. Aunque en ese momento algo despistó a los policías: el ADN del agresor recogido en esa primera víctima de Pozuelo no era el mismo que tenía la policía sobre el múltiple agresor sexual de Conde de Casal. La policía atribuye esta diferencia al hecho de que esa joven había mantenido, antes de ser atacada, una relación sexual consentida y quizás los restos de semen correspondieran al hombre con el que mantuvo esas relaciones, y no al agresor.

Los agentes montaron en julio en Pozuelo un dispositivo de vigilancia que dio sus frutos el pasado viernes. Provisto de unos prismáticos, un agente se apostó en la terraza de un centro comercial próximo a la Ciudad de la Imagen y otro se quedó a pie de calle. Fue cuando observaron a un individuo que seguía a dos mujeres. Al ver a los agentes, que iban de paisano, Juvenilson trató de huir, pero fue interceptado. Le intervinieron un cuchillo y el teléfono móvil de una de sus víctimas.

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