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Crónica:GOLF | Campeonato de la PGA americana
Crónica
Texto informativo con interpretación

Woods se la juega en Rochester

"En 1998 tampoco me estrené en el Grand Slam y, sin embargo, me sentí cada vez más fuerte. No, no estoy preocupado por quedarme en blanco". Tiger Woods, en voz alta. En voz baja, en cambio, el golfista estadounidense sí confiesa estarlo. No en vano gusta de reiterar su axioma: "No importa cuántas competiciones hayas ganado [cuatro, en su caso]. Un año no es realmente brillante si no te has impuesto al menos en una grande". Otra muestra de ello, de su sinsabor, es la destemplanza con la que reclamó tras el Open de su país, en el que ocupó un gris 20º puesto, que en adelante los árbitros examinen los drivers (los palos para los golpes largos) de los contendientes para comprobar si son reglamentarios. Lejos del liderato, algo no le cuadra a su orgullo.

Lo cierto es que el de 2003 está siendo un curso extraño. El Masters de Augusta, el Open de Estados Unidos y el Británico, las citas previas al Campeonato de la PGA norteamericana, que comienza hoy (Golf+) en el club Oak Hill, de Rochester (Nueva York), no han conocido el triunfo de un ya consagrado en el Grand Slam. El canadiense Mike Weir y los estadounidenses Jim Furyk y Ben Curtis, sus respectivos vencedores, son primerizos. El tercero, además, era un perfecto don Nadie hasta que emergió desde la sima de la clasificación mundial para bailar con su swing en Sandwich (Inglaterra). Si este fin de semana, en la última oportunidad, la victoria fuese para otro neófito, habría que remontarse hasta 1969 para encontrar un precedente: los norteamericanos George Archer y Orville Moody, el inglés Tony Jacklin y el también estadounidense Ray Floyd, los cuatro campeones de entonces, también eran unos recién llegados.

José María Olazábal, Sergio García e Ignacio Garrido componen la representación española. Sólo el madrileño ha disfrutado del triunfo en este ejercicio: precisamente en el Campeonato de la PGA europea, considerado el quinto grande, lo que le ha valido la invitación. Los otros se debaten en un mar de dudas con muchos, muchísimos para su categoría, cortes fallidos. El vasco, con dos Masters en su colección (1994 y 1999), ha ido perdiendo su mejor cualidad, el toque con los hierros, según ganaba musculación para contender con los brutales pegadores de hoy en día. El valenciano ensaya y ensaya, sin suerte de momento, modificaciones técnicas en su estilo.

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