_
_
_
_
LAS MENTIRAS DEL GOBIERNO ESPAÑOL SOBRE LA GUERRA

Defensa dio instrucciones a la cúpula militar para que dijera que Irak tenía armas químicas

El texto entregado a la Jujem sostenía que el arsenal de Sadam era una "amenaza para España"

Miguel González

Los Gobiernos de EE UU y el Reino Unido están en dificultades por haber desatendido las opiniones de sus expertos sobre la posesión de armas de destrucción masiva por Irak. El Gobierno español no tiene ese problema. Sencillamente, no preguntó su opinión a los expertos. Al contrario: les dijo lo que debían opinar. A mediados de febrero, en los prolegómenos de la guerra, los responsables políticos de Defensa entregaron a la cúpula militar un documento en el que se decía taxativamente: "Sadam posee armas de destrucción masiva". Los informes del CNI y del Estado Mayor de la Defensa no avalaban tan tajante afirmación.

Más información
IRAK
Crisis de Irak: argumentario por la paz y la seguridad
Aznar tergiversó en el Congreso los informes de los inspectores
Nos debe una disculpa, señor Aznar
Explotan dos granadas a 70 metros de la Embajada del Reino Unido en Bagdad
Defensa asegura que el informe sobre las armas de Irak no fue analizado por la cúpula militar
Aznar envió al CNI el informe de Londres cuya manipulación denunció Kelly

El texto entregado a la cúpula militar se titula Argumentario por la Paz y la Seguridad. Curiosamente, también se denominan argumentarios los informes que periódicamente remite el PP a sus cargos para que conozcan la línea oficial del partido sobre temas de actualidad y no se aparten de la misma en sus declaraciones. De hecho, el texto, de dos folios de extensión, no es sino una relación de consignas justificativas de la posición del PP sobre el conflicto. "El Gobierno no apoya la guerra. Apoya la legalidad internacional", dice la primera de ellas.

Pero la Junta de Jefes de Estado Mayor (Jujem), receptora del documento, no es un organismo de carácter político. Según la ley, es "el órgano colegiado de asesoramiento militar del Presidente del Gobierno y del Ministro de Defensa". En consecuencia, debió haber asesorado al Ejecutivo sobre los aspectos militares de la crisis, incluida la posesión o no de armas de destrucción masiva por parte del régimen de Sadam.

Sin embargo, el Gabinete que preside José María Aznar no parecía necesitar asesoramiento, ya que no admitía dudas al respecto. Así se deduce del informe, que dice taxativamente: "La obligación principal de Sadam es el desarme de las armas de destrucción masiva que posee, utilizó y utilizará si no se remedia". Armas que, hasta ahora, nadie ha encontrado.

Supuesto inventario

Esta afirmación la sustentaba con un inventario de las armas supuestamente en poder de Irak. "Sadam Husein posee: 3.000 toneladas de precursores químicos; 300 toneladas de agentes químicos en bruto; 30.000 municiones especiales para guerra química y biológica, tubos, calibradores y centrifugadoras para la construcción de amas nucleares (en 1994 se requisaron 50 kgs. de uranio altamente enriquecido); 1.000 toneladas de agentes químicos tras la guerra con Irán como el agente nervioso VX; 6.500 proyectiles para carga química; 8.500 litros de ántrax; 380 propulsores de misiles de agentes químicos".

¿De dónde salían estos datos? No de los informes del servicio secreto CNI o del Estado Mayor de la Defensa. Procedían de la intervención de José María Aznar el 5 de febrero ante el pleno del Congreso. Pero si Aznar ya tergiversó entonces los informes de los inspectores de la ONU, el argumentario eliminaba incluso las reservas que mantuvo el presidente.

No bastaba, sin embargo, con decir que Sadam tenía armas de destrucción masiva. Había que demostrar que éstas amenazaban a España, lo que justificaría la posición adoptada por el Gobierno.

"Estas armas", aseguraba el texto, "son una amenaza y un riesgo claro para la paz y la seguridad de todos, incluyendo a España. La utilización de estas armas por el terrorismo internacional es cuestión de tiempo (...). La Comunidad Internacional y, por tanto, España no puede esperar a las consecuencias de los incumplimientos futuros de Sadam".

El objetivo era que este argumentario fuese repetido por los miembros de la cúpula militar si se viesen en la tesitura de realizar declaraciones. Sus opiniones, a las que se presupone la solvencia técnica de los máximos responsables de las Fuerzas Armadas, avalarían ante la opinión pública la posición previamente decidida por el Ejecutivo.

Legionarios españoles de la VI Compañía de Fusiles, en la localidad iraquí de Diwaniya.
Legionarios españoles de la VI Compañía de Fusiles, en la localidad iraquí de Diwaniya.EFE

Las cautelas de espías y militares

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI, el servicio secreto) y la División de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa (Emad), los dos servicios españoles especializados en la materia, nunca dijeron que Sadam tuviese armas de destrucción masiva sino sólo "programas para desarrollarlas", que no es lo mismo.

El CNI elaboró a mediados de febrero un informe en el que analizaba las pruebas presentadas el día 5 de ese mes ante el Consejo de Seguridad por el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell. Tras comparar sus imágenes de instalaciones iraquíes con las captadas por el satélite europeo Helios, concluía: "Irak ha mantenido su voluntad de seguir desarrollando sus programas ADM [armas de destrucción masiva], significándose la actividad desarrollada en los ámbitos químico, biológico y de misiles". Ni una palabra sobre arsenales listos para ser utilizados, como se argumentó para justificar el carácter inaplazable de la guerra.

Por su parte, la sección de Análisis y Alerta de la División de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa, que elaboró en marzo pasado el manual entregado a los primeros militares españoles que fueron a Irak, se expresó en términos igualmente cautelosos: "Aunque las instalaciones nucleares fueron prácticamente destruidas durante la guerra [de 1991], Irak puede estar continuando con este programa [...] y se estima que, de levantarse las sanciones y conseguir material radioctivo y algunos elementos tecnológicos, podría tener un arma nuclear en un plazo de cinco a diez años. [Respecto a] la producción de armas químicas, podría recomenzar en un plazo de meses y las biológicas en semanas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_