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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Patricia Goldman-Rakic, investigadora del cerebro

El lóbulo central -la región más avanzada del cerebro- era territorio inexplorado hasta que Patricia Goldman-Rakic realizó su investigación pionera en los años setenta. Su trabajo proporcionó los primeros conocimientos sobre el papel fundamental que esta región cerebral desempeña en el aprendizaje, la memoria y la conducta.

Científica de la Universidad de Yale, utilizó también técnicas modernas para contar las células en el tejido cerebral enfermo, y proporcionó pruebas convincentes de que los pacientes con esquizofrenia experimentaban una reducción en las conexiones de las células nerviosas de esta región.

Goldman-Rakic falleció el 31 de julio de las heridas sufridas al ser atropellada por un coche en Hamden, Connecticut. Tenía 66 años. Nacida en Salem, Massachusetts, se licenció por el Vassar College en 1959. Recibió su grado posdoctoral en 1963, en la Universidad de Los Ángeles (UCLA), donde realizó investigaciones cerebrales. También trabajó en la Universidad de Nueva York, en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y en el Instituto Nacional de Salud Mental antes de trasladarse a Yale en 1979. Se casó con el también neurocientífico Pasko Rakic en 1981 y trabajaron juntos durante 30 años.

"Hizo ascender la calidad de la investigación multidisciplinar sobre el cerebro a un nuevo nivel", ha afirmado el premio Nobel Paul Greengard, jefe del departamento de Neurociencia Molecular y Celular de la Universidad Rockefeller, de Manhattan. "Utilizaba técnicas bioquímicas, electrofisiológicas, farmacológicas, anatómicas y conductuales para elucidar buena parte de lo que hoy sabemos sobre la memoria, la conducta y la acción de los fármacos antiesquizofrénicos. Su trabajo ha establecido las bases para comprender la esquizofrenia y otros trastornos".

Fue una de las primeras en describir las conexiones anatómicas de la región del lóbulo frontal y cómo se comunican las células entre sí. Descubrió que la pérdida de una sustancia química cerebral, la dopamina, tenía profundos efectos negativos sobre la memoria funcional, un grave problema en los pacientes de esquizofrenia. Su trabajo ayudó al desarrollo de tratamientos para esta enfermedad.

Recientemente había iniciado un estudio para explicar por qué incluso un breve periodo de consumo de anfetaminas en la juventud puede producir problemas cognitivos duraderos. Ella y sus colaboradores también identificaron la proteína calycon que mejora la señalización celular de la dopamina, otro blanco potencial para la terapia farmacológica.

La investigadora recibió docenas de premios por su trabajo; desde la Medalla al Mérito del Instituto Nacional de Salud Mental hasta el Premio Leiber de la Alianza Nacional para la Investigación de la Esquizofrenia y la Depresión.-

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