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VISTO / OÍDO
Columna
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La campaña universal

El principio de la campaña tuvo aire de fiesta; el aspecto realmente democrático de Nuestra Señora de las Urnas. Por debajo corre un río trágico y un juego sucio: más porque se practica al descubierto, con palabras y con imágenes. Siendo como soy, es imposible no considerar que lo peor del mal estilo está en las mentes del PP, históricas y además con mala conciencia de tanto como han hecho y van a hacer; siendo así, es raro que no lo advierta toda España, si para mí es la realidad absoluta. Tengo un espíritu democrático acendrado y un rigor profesional tan grande que me impide engañar al lector con algo que si llamase neutral sería una trampa. Prefiero pasar por sofista. Mi espíritu democrático me muestra que hay personas que admiran a un hombre que consigue que el Papa no condene en su presencia la guerra de Irak; y ha logrado que el presidente de Estados Unidos declare terrorista a un partido español a petición suya. Que lo consiga del Parlamento, del Supremo y del Constitucional, de los jueces de Instrucción, es ya milagroso; pero se comprende. Pero el otro espaldarazo es magnífico. El triunfo de la doctrina Aznar le lleva a inaugurar la campaña de los municipios en el territorio al que quiere liberar y dotar de verdadera democracia, aunque su sentido de esa palabra no sea el mío. En mi vida de sofista sé, como él, la terrible situación en que viven miles de personas que no participan del nacionalismo violento, ni siquiera del nacionalismo que yo detesto desde que me liberaron los nacionales, y ya aprendí que liberar y nacional son palabras podridas. Sin embargo, me inquieta seriamente pensar que el gobernante en lugar de reducir, contener y eliminar el terrorismo, lo amplía, lo atribuye a la mitad por lo menos de aquella región; a sus instituciones votadas; y esa mitad, que a su vez se siente perseguida, huye hacia adelante y multiplica su nacionalismo igualmente disparatado. El gobernante no solamente implica a España, y a la ley de España, sino que lo declara universal al mismo tiempo que municipal.

Mi manera de ser se asombra de que, al mismo tiempo, se complica él: apoya una guerra ilegal e injusta para ampliar el terrorismo vasco. Distorsiona el país, perturba los medios de comunicación, endurece todas las leyes, cambia el sentido de la justicia; cuela por debajo de nuestro horror y nuestra condena diaria del terrorismo leyes contra seres humanos. No entiendo que esto no se vea, y que pueda ganar las elecciones.

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