_
_
_
_
_

Ofertas poco apetecibles

Riesgos desmedidos, rentabilidades mínimas o ganancias imposibles se esconden bajo los productos más populares

El desconcierto invade al ahorrador, al que le resulta imposible siquiera mantener el poder adquisitivo de su dinero. En este río revuelto después de más de tres años de crisis bursátil y de continua caída de los tipos de interés, aparecen productos financieros que no son muy recomendables. Riesgos desmedidos, rentabilidades mínimas o ganancias imposibles de conseguir se esconden bajo la oferta de los productos que ahora son más populares.

Las preferentes, que tienen más riesgo, ofrecen rentabilidades inferiores a las que dan los bonos de las empresas que los lanzan

Los ahorradores españoles cargan ya durante un par de años con la cruz de las pérdidas y de las rentabilidades reales negativas. Resulta imposible que, sin asumir riesgos, se pueda mantener el poder adquisitivo del dinero, por cuanto la inflación supera ampliamente los tipos de interés que hay en el mercado, bien sea por activos financieros o por productos bancarios. En el caso de aceptar los riesgos, sobre todo bursátiles, las opciones de ganancia son mínimas, si se tiene en cuenta la evolución de los índices que juegan entre el positivo y el negativo en el balance anual.

Una crítica cada vez más extendida entre los ahorradores es el de los bajos tipos de interés que ofrece la deuda pública. El Tesoro Público se está financiando de forma muy barata, pero a costa de que los ahorradores que colocan su dinero en estos activos (letras, bonos, obligaciones) vean cómo su dinero se deprecia. Una circunstancia que sólo ocurre en los países más inflacionistas de la zona euro. Actualmente, los tipos de interés reales (descontada la inflación) al plazo de 3 meses se colocan de media en 0,08 puntos en la eurozona, en tanto que los ahorradores españoles soportan una depreciación de 1,3 puntos. En otros países se ha buscado una solución a este problema, que, por supuesto, encarece los costes financieros públicos.

Francia y Estados Unidos han lanzado emisiones de deuda ligadas a la inflación. Con este tipo de activos se pretende eso mismo, que el ahorrador no pierda su dinero, y se le compensa con completar el interés previsto con la subida real de la vida en el año.

El poder del Tesoro como principal emisor marca la pauta para los tipos de interés que ofrecen en las emisiones de renta fija, empresas u otros organismos públicos. Luego, dependiendo de la solvencia de cada emisor, tendrá que abonar un mayor o menor tipo de interés.

Lógicamente, esta visión tiene su contrapunto en el abaratamiento de los créditos. Eso sí, en el caso de los ofrecidos a tipo variable, además de marcarse por el precio del mercado interbancario (euribor) a un año se añade un diferencial que queda como ganancia para la entidad financiera. En la actual situación de tipos e inflación, los demandantes de crédito están pagando menos que la subida de la vida.

Otro de los productos que se están ofreciendo a los ahorradores y cuya conveniencia es más que dudosa son las participaciones preferentes. Una visión que comparte el propio Banco de España al apuntar en recientes estudios de su elevado riesgo que no se ve compensado por la rentabilidad ofrecida.

Las participaciones preferentes en cuanto riesgo están un peldaño por encima de las acciones. Los pagos que reciben los ahorradores están condicionados a que la empresa obtenga beneficios y, además, se emiten a perpetuidad y este largísimo plazo tal vez no sea el más conveniente para el ahorrador.

Preferentes

La pasada semana concluyó la colocación de participaciones preferentes de la eléctrica Endesa por importe de 2.000 millones de euros. En esta emisión se garantizaba un tipo mínimo del 4% (atractivo en las actuales circunstancias) y un máximo del 7%, tomando como referencia el índice euribor a 3 meses. Al cabo de 10 años la rentabilidad ofrecida era la de ese mismo euribor más un diferencial de 3,70 puntos. Eso sí, Endesa explica en su folleto informativo que puede amortizar esta emisión al cabo de 10 años, aunque en un principio se lance a perpetuidad. El ahorrador asume muchos riesgos con estas preferentes por cuanto de haber problemas cobrará sólo antes que los accionistas.

Aquellos que tienen pagarés, bonos u obligaciones de Endesa, además del resto de acreedores, tienen preferencia en el cobro de sus intereses. Unas preferentes que tienen más riesgos y son menos rentables que las obligaciones de Endesa emitidas el 21 de febrero de este mismo año y que ofrecen una rentabilidad del 5,3% durante 10 años.

Fuentes del mercado apuntan que este tipo de activos de mayor riesgo se colocan cada vez más entre pequeños ahorradores, que, en no pocas ocasiones, desconocen los riesgos que asumen y no establecen comparaciones frente a otros activos. Por ejemplo, el precio de estas preferentes ha sido de sólo 25 euros, lo que les hace accesibles a cualquier ahorrador. También se han abonado unas altísimas comisiones a los colocadores, lo que indica las dificultades para vender estas participaciones.

Garantizados

Los productos garantizados, ya sean en su versión de depósitos o de fondos de inversión, también levantan las suspicaciones de los profesionales del sector, que encuentran muy difícil que el ahorrador consiga finalmente una ganancia aceptable para su dinero.

En este caso, nuevamente, se adapta al perfil de un ahorrador que no quiere perder dinero y busca el refugio de la garantía, aunque batir la inflación sea poco menos que una misión imposible. Las fuertes campañas de marketing, sus esperanzas de rentabilidad tropiezan con la dureza de los números.

Los expertos de Société Générale han elaborado un trabajo en el que se evidencian las dificultades que tendrán los productos garantizados para ofrecer rentabilidad. "Con el tipo de interés a 3 años en un nivel de un 2,62% si se pretende garantizar el capital, y remunerar la red (sucursales) con una comisión anual del 1,5%, la cantidad inicial disponible para poder adquirir una estructura que pueda ofrecer rentabilidad al cliente final es del 3,2% (equivalente al 1,13% anual). Es evidente que con esa cantidad es muy poco realista pensar que se puede batir, por ejemplo, el tipo de interés sin riesgo. ¿En qué producto se puede invertir 1,13 puntos y recuperar en un año 2,62 con un alto margen de probabilidad? Si existiese, no cabe duda que sería bastante popular", apuntan.

La cosa se complica aún más cuando además de garantizar el capital se pretende ofrecer una rentabilidad fija, por ejemplo, de un 2%. "Queda entonces disponible un 1,4% para adquirir un motor de rentabilidad. Y con esa cantidad es evidente que es imposible hacer maravillas. De ahí, el motivo que los productos que ahora mismo están ofreciendo las entidades financieras carezcan de atractivo en las promesas de rentabilidad", explican los analistas de Société Générale.

Así, el panorama actual para el ahorrador no es muy positivo y se impone conocer al mínimo al detalle las ofertas.

Los productos garantizados han tenido un gran éxito en los dos últimos años.
Los productos garantizados han tenido un gran éxito en los dos últimos años.

Una difícil solución

La situación del ahorrador es muy compleja ante la falta de alternativas. Se pueden seguir, básicamente, dos estrategias de acuerdo a como se encuentran actualmente los mercados y los tipos de interés.

Aquellos que prefieren no asumir ningún tipo de riesgo deberán evitar aquellos productos que no comprendan bien o cuya promesa de rentabilidad sea muy difusa y difícil de cumplir. Habrá, por tanto, que buscar productos claros, sencillos y en los que se conozca fielmente el riesgo y la rentabilidad que ofrecen, siempre comparando con otros de similares caracterísiticas. En este sentido, no queda más remedio que asumir los actuales bajos tipos de interés y hacerlo en activos a muy corto plazo, que ofrecen rentabilidades similares o superiores a los de medio.

Es un buen momento para esperar a que se despejen las incógnitas sobre la economía y el conflicto con Irak y, después, buscar alternativas más rentables y en un periodo de tiempo dilatado.

Para los que busquen el riesgo y no tengan necesidad de dinero a corto plazo, es un momento bueno para invertir en las bolsas y con una perspectiva mínima de dos años recoger unas ganancias superiores a las de la renta fija.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_