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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Simiente del gusto español

Quien haya contemplado el formidable Santo Domingo de Silos entronizado como abad, una de las obras más impresionantes que atesora el Museo del Prado, no puede dejar de sentir un profundo respeto por Bartolomé Bermejo, su autor, un pintor, de origen cordobés, pero que trabajó fundamentalmente en Valencia, Daroca, Zaragoza y Barcelona durante la segunda mitad del siglo XV. Tratando de ahondar en la singular y sorprendente obra de este gran artista, los organizadores de la presente muestra lo insertan en el contexto de lo que fue la pintura española del siglo XV, lo que supone afrontar el apasionante momento artístico de la época de los Reyes Católicos o, si se quiere, en términos más estrictamente pictóricos, el curioso episodio de, como reza el título de la convocatoria, "la pintura gótica hispano-flamenca". En realidad, se puede decir que el recorrido de la presente exposición comisariada por Francesc Ruiz y Ana Galilea, es todavía más alargado, porque, aun centrándose básicamente en el fuerte impacto producido en nuestro país por los llamados primitivos flamencos, los renovadores Van Eyck, Van der Weyden o Camping, deja abierta la vía para atisbar los posteriores ecos de la no menos formidable pintura italiana del XV, que dejó sentir progresivamente su presencia en los maestros españoles a partir del XVI. Por lo demás, también hay que consignar en el diseño de la exposición la voluntad de seguir con el recorrido realizado por Bermejo a través de Valencia, Aragón y Cataluña, lo que fue el muy importante mecenazgo artístico del antiguo Reino de Aragón, bastante crucial por su emplazamiento geográfico para apreciar, en toda su intensidad, la dicotomía de lo que fue, en España, la asimilación del nuevo arte renacentista a partir de esas dos potentes fuentes, más complementarias que antitéticas, de los Países Bajos e Italia.

LA PINTURA GÓTICA HISPANO-FLAMENCA. BARTOLOMÉ BERMEJO Y SU ÉPOCA

Museo Nacional de Arte de Cataluña

Palau Nacional. Parc de Montjuïc. Barcelona

Hasta el 11 de mayo

Con esta perspectiva tan ambiciosa, ya que, por así decirlo, intenta conjugar casi todos los aspectos relacionados con la compleja y ardua cuestión de la pintura hispano-flamenca, no debe extrañarnos el acopio cuantioso de maestros, que reflejan no sólo una muy diferente calidad, sino un entramado de influencias y situaciones de lo más diverso. A partir de estos mimbres, hay que elogiar el criterio de los organizadores que han sabido equilibrar la parte artística con la documental, logrando que la exposición no se derrumbe en lo que podríamos calificar como su nivel medio de excelencia, que queda garantizado no sólo con el protagonismo concedido a Bartolomé Bermejo, del que se exhiben 14 obras, sino con el acompañamiento de otros artistas de mucho fuste, como Martín Bernat, los Osona, Paolo de San Leocadio, Dalmau, Huguet, Fernando Gallego, Juan de Flandes o Pedro Berruguete, estos dos últimos dotados de una extraordinaria calidad y muy dignamente representados en la muestra.

En cuanto al efecto que

nos produce la pintura hispano-flamenca, no sólo apreciarnos lo que supuso la benéfica influencia del arte de los Países Bajos al servir de cauce modernizador al desigual y abrupto estilo local, sino al introducir el gusto en sí de la forma quizá menos traumática para una sociedad en la que lo medieval tardó mucho en disiparse, resucitando con fuerza siempre a la menor ocasión propicia. Salvo excepciones, la pintura hispano-flamenca ciertamente no alcanzó en su conjunto la potente calidad de etapas posteriores, pero, ahora lo vemos, sirvió de excelente fundamento para muchas cosas de lo que después fue el tan acreditado gusto pictórico español, pletóricamente florecido en el siglo XVII. De manera que, por muy diferentes motivos, esta exposición es, sin duda, encomiable, y lo es tanto por lo que exhibe, como por el esfuerzo y el criterio que revela en su organización y planteamiento. La muestra irá posteriormente al Museo de Bellas Artes de Bilbao.

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