Los científicos prevén una lenta regeneración
La recuperación de las zonas afectadas exige un plan detallado y sostenido de actuación y control
Aunque todavía no se pueda vislumbrar el horizonte temporal de la regeneración de las zonas afectadas por la catástrofe del Prestige, hay que pensar en si deben tomarse medidas adicionales a la retirada del fuel a mano y por medios mecánicos -que ya se está produciendo y sobre cuya idoneidad y urgencia todos los expertos coinciden- para contribuir a una más rápida regeneración de las zonas costeras afectadas. La recuperación natural se basa fundamentalmente en la degradación de los diversos componentes del fuel por los microorganismos de la zona (que los descomponen químicamente), pero existe una panoplia de medidas, muy limitada por otra parte, para acelerar el proceso sobre cuya utilización no hay unanimidad entre los expertos consultados. No obstante, sí están de acuerdo en que actuaciones agresivas, como la utilización de detergentes, no son aconsejables.
La capacidad de regeneración de las aguas marinas gallegas ha demostrado ser grande tras vertidos anteriores, recuerda Victoriano Urgorri, catedrático de Zoología Marina de la Universidad de Santiago de Compostela, pero también es muy grande la magnitud de la catástrofe. "Yo, al principio, decía que probablemente en cuatro o cinco años se recuperarían las zonas afectadas", dice Urgorri, "pero ahora no soy capaz de fijar un plazo, a pesar de que la capacidad de regeneración es buena, porque las aguas son muy ricas en nutrientes". Este experto en la riquísima fauna marina de Galicia cree que tras la limpieza que se pueda hacer hay que esperar a una regeneración natural, a que actúen los mecanismos de biodegradación por parte de los microorganismos ya existentes en las aguas.
Acelerar la recuperación
Juan Luis Ramos, experto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), sí cree que habría que considerar la utilización de medidas complementarias para acelerar la regeneración. "La degradación natural es lenta porque el petróleo tiene mucho carbono pero es deficiente en nitrógeno, fósforo y hierro. Se puede decir que el petróleo desequilibra la dieta de los microorganismos existentes. Se trata de equilibrarla", explica Ramos, quien recuerda que se ha probado en otros casos (en EE UU, Japón y el golfo Pérsico), con efectos favorables y cuantificables, el añadir en las zonas costeras sustancias como urea, fosfato y hierro.
Los datos indican que estos tres nutrientes multiplican por 1.000 el número de microorganismos, lo que acelera el proceso de eliminación al multiplicar la velocidad entre tres y cinco veces. "Para especies comerciales, conseguir volver a producirlas o pescarlas entre tres y cinco veces más pronto es muy importante", recuerda Ramos, quien asegura que dadas las características del mar -un sistema prácticamente homogéneo y abierto- el añadido de estas sustancias en disolución, en zonas de arena y de roca, no implica efectos secundarios indeseables. La adición de sustancias no se ha hecho nunca en España, pero sí existe el conocimiento necesario en grupos españoles que colaboran con otros extranjeros, explica Ramos, quien se inclina por esta opción frente a la de introducir bacterias y otros microorganismos extraños al ecosistema "porque no pueden competir y se mueren".
Dave Santillo, de la unidad científica de la organización Greenpeace en la universidad de Exeter (Reino Unido), se muestra, por su parte, muy cauto respecto a las posibles medidas para acelerar la regeneración y recuerda que la retirada mecánica del fuel tiene también un impacto negativo sobre los seres vivos, aunque sea imprescindible llevarla a cabo. "Añadir nitrógeno parece una opción atractiva pero tiene problemas, porque se puede alterar el equilibrio del fitoplancton [formado por algas microscópicas], aunque se multipliquen las bacterias, que sí intervienen en la degradación". Santillo advierte de que también los detergentes pueden tener efectos tóxicos sobre los organismos vivos y que, además, al contribuir a la dispersión del fuel, aumentan su efecto tóxico.
Soluciones menos malas
Para los problemas planteados por un accidente de este tipo lo mejor es la prevención. Y luego hay soluciones menos malas que otras, pero ninguna solución óptima, recuerda Fernando Rojo, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC). Coincide Rojo con Ramos en el análisis y diagnóstico del proceso al mostrarse partidario de imitar, adaptándolo al caso, lo que se ha hecho en EE UU con el Exxon Valdez y en Japón en otros casos similares: estimular el crecimiento bacteriano para acelerar la degradación.
"El fuel que llevaba el Prestige es especialmente difícil de degradar. No hay ninguna bacteria concreta que se coma todos los compuestos del petróleo. Algunos hidrocarburos se biodegradan bastante bien, pero las resinas y los asfaltenos se biodegradan muy mal y el proceso está poco estudiado. Espero que por fotooxidación [la acción de la luz del sol], estos componentes se vayan transformando en compuestos que las bacterías sí puedan ir degradando", comenta Fernando Rojo.
No sólo algunos géneros de bacterias, sino otros microorganismos, como levaduras y mohos, metabolizan los hidrocarburos , degradándolos hasta que sólo queda dióxido de carbono y agua, señala José Luis García Varas, ingeniero agrónomo, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Él se muestra preocupado por el posible uso de bacterias exógenas porque "esto cambiaría los ecosistemas". En cuanto a alimentar las bacterias con nitrógeno y fósforo, afirma que se empeoraría la calidad del agua, ya que son factores de contaminación porque provocan el desarrollo de algas que consumen además mucho oxígeno.
"Lo que nosotros proponemos", señala este experto, "es que en las zonas con mayor batiente del mar se deje que actúe la degradación natural. En zonas más resguardadas, donde el proceso podría llevar hasta 10 años, se podría pensar en lo que ha desarrollado un instituto cubano: tomar bacterias de la zona, multiplicarlas y aplicarlas en la zona. Aunque al principio habría muchas bacterias, luego morirían por falta de alimento".
En lo que sí coinciden los expertos es en que para tomar medidas hay que estudiar la opción adecuada en cada situación concreta y en que es necesario un plan detallado de actuación y seguimiento del proceso de regeneración, ya que no se puede hacer una actuación única sino muchas espaciadas y después de las evaluaciones científicas pertinentes.
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