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Crítica:MEMORIA DE LAS PALABRAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La otra lengua de Dios

Los libros de prodigios del Renacimiento giran sobre asuntos como el nacimiento de espigas prodigiosas que antecedió a la muerte de Lutero, las lluvias de cruces que señalaron la revuelta de los campesinos o los niños nacidos con cuchillos en el vientre que anunciaban la inminencia de las guerras civiles... Eran, o podían ser, literatura narrativa, pero también propaganda política, o exhortación a la piedad, o ejercicio de adivinación, o premonición del fin del mundo. Se organizan en crónicas, en historias prodigiosas y sorprendentes, en manuales de adivinación, o en libros de historia natural; se escribían en latín, pero también en alemán, o en italiano, o en francés; se tradujeron incesantemente y se imprimían en Basilea, en Venecia, en París o en Wittenberg.

LOS LIBROS DE PRODIGIOS EN EL RENACIMIENTO

María José Vega. Fundación SCH-Centro para la Edición de los Clásicos. Madrid, 2002 166 páginas. 17 euros

Si exceptuamos a los bibliófilos, sólo se les había prestado esa atención condescendiente y mínima que, desde la razón ilustrada, se concede a los fenómenos aparentemente marginales: a los monstruos y portentos, a las lluvias de sangre y espinas, a la visión de ejércitos que luchan en los cielos o al nacimiento de niños de aspecto abominable. El ensayo de María José Vega procura una visión comprehensiva de los libros de prodigios en el Renacimiento y, sobre todo, otorga al prodigio un sentido social, político y religioso: es decir, no se limita a dar cuenta anecdótica del interés del hombre de esa época por cuanto suceso portentoso ocurriera en el mundo, sino que concede pertinencia a esos fenómenos en la economía intelectual del Renacimiento, en el contexto de la Reforma religiosa, y en el de las convicciones escatológicas del luteranismo.

La premisa más relevante de la literatura de prodigios es que los monstruos y portentos no son meros fenómenos insólitos o desviaciones del curso de la naturaleza, sino sucesos significativos, con los que Dios manifiesta su presencia o poder, o su voluntad de comunicarse con todos los hombres, con la "comunidad de los simples", directamente y sin mediaciones: esto es, sin la intervención de clérigos y doctores, o de las jerarquías de la fe y de la ciencia. De este modo, las crónicas de prodigios, las historias de la monstruosidad o los diálogos sobre portentos serían actas fidelísimas de las manifestaciones divinas, y, por su exhaustividad y detalle, permitirían entender las palabras cifradas de la divinidad y describir una singularísima "lengua de Dios".

La primera parte del ensayo de María José Vega se dedica, por ello, a la escritura del prodigio y a los protocolos de su interpretación. Atiende, pues, no tanto a los fenómenos por sí cuanto a su multiplicación textual, o a su construcción como un efecto de la escritura. Es aquí donde da cuenta de los "usos" de lo prodigioso y ofrece la lectura de casos representativos. La segunda parte, titulada Lutero y los signos, estudia los prodigios instrumentados por la propaganda de la Reforma para sostener una tesis fundamental: que el nacimiento de Lutero y los hechos más relevantes del movimiento reformista habían sido anunciados o profetizados por la multiplicación de sucesos prodigiosos; que Dios, en suma, no envía a su ministro sin acompañarlo de signos inequívocos y que por ello se manifiesta en el mundo para apoyar la nueva doctrina y condenar a la Iglesia de Roma.

Es éste, pues, un libro necesario y de amenísima lectura, editado además con extraordinaria pulcritud y elegancia. Las ilustraciones que acompañan el texto procuran una imagen vívida de la "apariencia" del prodigio que procede directamente de las fuentes, es decir, de las xilografías que figuraron, en el siglo XVI, junto a la descripción de portentos y maravillas. Pero quizá el valor principal de este estudio resida en que, con brevedad y perspicacia, y con una vastísima documentación, procura tanto una relación de prodigios cuanto una interpretación global, que enfatiza la dimensión política y religiosa de unos fenómenos tan aparentemente alejados de cuestiones de poder o de doctrina.

Jean-Pierre Étienvre. Universidad de la Sorbona.

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