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Las disputas políticas amenazan con retrasar la llegada del AVE a Barcelona

Cataluña quiere una estación en el aeropuerto de El Prat y Fomento no lo cree necesario

El Gobierno catalán, los ayuntamientos de Barcelona y su entorno, todos los partidos parlamentarios menos el Partido Popular, la Cámara de Comercio, los sindicatos, las asociaciones de vecinos y organizaciones patronales, todos ellos están plantando cara al Ministerio de Fomento en un asunto: la defensa de que el AVE tenga una estación en el aeropuerto de El Prat y que esta estación se halle en la vía principal. Fomento, de momento, rechaza la propuesta.

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Las diversas fuerzas políticas y sociales catalanas tienen una cosa clara: quieren que el aeropuerto de Barcelona tenga una estación del tren de alta velocidad y que se sitúe en la vía principal. El Ministerio de Fomento rechaza la propuesta y aduce al respecto que el trazado de entrada a Barcelona se hace con ello más largo y más caro; los trenes tardan más y la mayoría de pasajeros irán a la ciudad, no al aeropuerto.

En su rechazo, el ministerio se ha quedado casi solo. Y sobre todo se ha quedado sólo el secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco. Ni siquiera todo el PP de Cataluña le apoya. Concejales de Barcelona, diputados en el Parlamento catalán e incluso el ministro Josep Piqué se han manifestado con notable ambigüedad. Incluso el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, expresó su convencimiento de que todo es pactable y añadió que su departamento es 'el que más ha pactado'. Al menos dos diputados populares aseguraron que la decisión de Fomento cambiará, pero que será Piqué quien anuncie el cambio, dentro de su campaña como candidato a la Generalitat.

En estos momentos hay tres proyectos. Cada uno con sus pros y sus contras. El primero es el que preferiría el propio ministerio: utilizar el camino más corto y cruzar la comarca del Baix Llobregat para entrar en Barcelona casi en línea recta, pasando por el centro de las poblaciones de Cornellà y L'Hospitalet. Es la propuesta más barata, la que supone menor tiempo de trayecto y la que tiene mayor oposición. Sólo le gusta a Fomento.

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El año pasado fue desechada. El ministerio y los alcaldes afectados pactaron en octubre de 2001 un trazado ligeramente más largo que evitaba el centro de las ciudades, salvo en el caso de El Prat, por donde pasaba soterrado, y L'Hospitalet, donde se aprovechaba la obra para soterrar miles de metros cuadrados ocupados por vías que forman una gran grieta en mitad de la población.

Esta decisión se halla a mitad de camino entre la propuesta de Fomento (la vía más directa) y la que hubieran elegido los alcaldes de haber tenido las manos libres (el paso por el aeropuerto).

La conexión del AVE con el aeropuerto se haría con un bucle y en vía secundaria. Este tramo lo pagaría íntegramente el Gobierno catalán, en función de un convenio firmado entre el ministro Francisco Álvarez-Cascos y el presidente catalán, Jordi Pujol.

Todo parecía decidido. Pero no. El Gobierno catalán había previsto que el coste del bucle al aeropuerto rondaría los 18 millones de euros, en los cálculos más optimistas. Ésa fue, al menos, la cifra que citó Pujol cuando dio cuenta del pacto alcanzado con Fomento. Pronto se vio que alguien se había equivocado al hacer los números. Los 18 millones se multiplicaron por cinco en pocas semanas. Las suficientes para caer en la cuenta de que el aeropuerto de El Prat se halla en un delta y que bajo tierra hay agua. La construcción de un túnel para el AVE exigía una intervención costosísima en impermeabilización.

Tan caro era el asunto que las últimas cifras del Gobierno catalán hablaban de una inversión de 221 millones de euros, más de 10 veces lo previsto. Dinero que el Gobierno catalán no tiene. Y, para colmo, la solución dejaba insatisfecha a la sociedad catalana que siempre había dicho que prefería una conexión directa y que se tomaba el bucle con sorna, bautizándolo como 'el buñuelo', traducción literal de bunyol, a la que habría que añadir la connotación que la palabra tiene de 'chapuza'.

El Gobierno catalán decidió recuperar el proyecto municipal (llegada al aeropuerto por vía principal) y lo comunicó al ministerio. La respuesta fue un quizá de Álvarez-Cascos, un tal vez de Josep Piqué y un no rotundo y repetido de Benigno Blanco.

Pero las organizaciones sociales que sostienen que el aeropuerto tiene que crecer en conexión con todas las formas de transporte y que el AVE es esencial, volvieron a la carga. No hay día en que no salga alguien más en defensa de la llamada 'solución catalana'. Benigno Blanco, por su parte, sigue atrincherado y afirma; los pactos dicen lo contrario y, para colmo, la propuesta es más cara, más lenta y no garantiza que se cumpla el calendario.

Tres soluciones distintas para un único trazado

El Ministerio de Fomento dice que está decidido a construir el trazado pactado con los ayuntamientos en octubre de 2001, dejando que el Gobierno catalán haga lo que le parezca con la conexión al aeropuerto.Éstas son sus principales razones:

La última propuesta del Gobierno catalán (estación en el aeropuerto por la vía principal) supone pasar de un trazado de 6,5 kilómetros a otro de 17, 7. Asimismo, comporta un incremento en el trayecto de 7,4 minutos, si el tren no para en la estación del aeropuerto, y de 13,8 minutos, si se produce una parada. El AVE hará el recorrido entre Madrid y Barcelona a 350 kilómetros por hora y el ministerio asegura que la pérdida de tiempo es tan colosal que es como si se hubiera optado por una velocidad de 300 kilómetros por hora

Fomento afirma, además, que dispone de estudios de demanda que señalan que muy pocos pasajeros tomarían el tren de alta velocidad para ir al aeropuerto.Fomento compara esta última solución con la suya de hace años, aunque formalmente no está en vigor. Pero argumenta que si el Gobierno catalán rompe el pacto sobre el bucle al aeropuerto y cuenta con el apoyo de los municipios, el ministerio daría por rotos todos los pactos y, por tanto, recuperaría su vieja propuesta de llegar a Sants por la vía más corta.

El Gobierno catalán estima que el bucle supone un recorrido de 5,4 minutos y que el recorrido total de su propuesta incrementa el trayecto en tres minutos y seis segundos.

Otro asunto es el dinero. El ministerio se limita a afirmar que 17,7 kilómetros cuestan bastante más que 6,5 y, por tanto, el encarecimiento de la obra es más que considerable.

El Gobierno catalán hace otros números. La propuesta actual (la firmada con los ayuntamientos, más el bucle) supone una inversión de 595 millones de euros, de los que el Gobierno central debe aportar 374 millones, y el resto (221 millones) correrían a cargo del Ejecutivo que preside Jordi Pujol.

Con ello se construye una línea de 37 kilómetros, de los que 20,7 discurren por túnel soterrado.

La última solución propuesta, en cambio, tiene un coste de 445 millones de euros. El Gobierno central aportaría 293 millones, y los otros 151 millones saldrían de las arcas de la Generalitat de Cataluña. Esto permitiría un ahorro global de 149 millones de euros (80 millones de ahorro para el Gobierno central y 69 millones para el catalán).Un manifiesto de Cámara de Comercio aprobada esta misma semana señala que hablar de ahorro de una u otra Administración es un sin sentido porque, a fin de cuentas, el dinero sale de un único bolsillo: el del contribuyente.La Cámara era taxativa: 'Es absolutamente necesario que el AVE entre en Barcelona por una única vía y con una estación en el aeropuerto de Barcelona-El Prat'. Y añadía: 'Tras esta propuesta, todos a una'.

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