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VISTO / OÍDO
Columna
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Chicos, chicas, democracia

'Chicos y chicas': no sé llamar a este tramo de los doce años a la mayoría de edad: adolescentes, jóvenes, núbiles. Para mí, un adolescente es alguien que siente la pulsión sexual: con tanta fuerza, que parientes, sociedad, moral curil y miedo hacen lo posible por castrarles. Más desde que la vida se alarga tanto que se suprime a jóvenes y viejos para que las normas cumplan en el tramo 'adulto': los que hacen y mandan las leyes.

Mi historieta es la de que chicos y chicas repudian la democracia, según estadísticas, y sin calcular en las posibles falsedades de las encuestas. Se les culpa: se les dice atraídos por las dictaduras. No es verdad. Lo que en esas edades de los nacidos después de la transición se conoce como democracia es este régimen, y les parece malo. Y a mí. Pero esto no es la democracia, es una adulteración de esa y otras palabras de su racimo, y lo que viven es una democracia-trampa, una alucinación, una autocracia disfrazada desde donde emana el sistema: desde EE UU (pasando por Moncloa). Quisiera advertirles que un principio de falsedad fue añadir a esa palabra calificativos imposibles pero útiles: democracia cristiana, como en la Italia de posguerra, mafia podrida, ladrones eclesiales, castigos y premios para detener la mayoría comunista; la democracia popular, denominación de los regímenes comunistas de Europa que fueron dictaduras; democracia orgánica, que fue la que Franco tomó de los fascismos para tratar de engañar a los aliados que ganaron la guerra, y estaban deseando engañarse.

Democracia nueva es la de Bush, que está anulando las libertades y derechos de los ciudadanos excepto los de la clase wasp (iniciales de blanco, anglosajón, protestante). Amo a chicos y chicas que repudian esto: las guerras de contención del mundo hambriento, los asaltos con armas realmente maravillosas a países que sólo tienen palos y piedras, la utilización de las mayorías absolutas para convertirlas en dictaduras y anular o aplastar los debates parlamentarios, las elecciones en las que se maneja la conciencia de los ciudadanos por los medios de comunicación apropiados, la enseñanza privada y religiosa. Las bodas reales, las aznáridas y otras corrupciones. Véase la encuesta como un dato.

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