Terry Gilliam recupera su 'Quijote' fallido
Una maldición se cierne sobre algunos Quijotes. La del estadounidense Terry Gilliam fue sonada. Su versión de la obra de Cervantes, que empezó a rodar con Johnny Depp, Jean Rochefort y Vanessa Paradis y con financiación europea de 32 millones de dólares, se vino abajo a los cinco días de rodaje. La producción se paró y el realizador perdió la propiedad de su guión, The man who killed Don Quixote, aunque no la esperanza de llevarlo a la pantalla.
De hecho, Gilliam trabaja otra vez en el proyecto. Esta vez frente a la cámara en Lost in la Mancha (Perdido en la Mancha), un filme de Keith Fulton y Louis Pepe, que nació con la intención de documentar el proceso de creación de la versión del Quijote de Gilliam. Pero registraron el derrumbe de un sueño y la cara menos entrañable de la industria.
Ambos presentaron anoche el documental en la sede londinense de la Filmoteca Nacional, tras cosechar un gran éxito crítico en el Festival de Berlín. El doble voto de confianza es crucial en la campaña de Gilliam por hacer realidad, quizá en septiembre del año próximo, este proyecto manchego que le sigue obsesionando.
Señales de un desastre potencial se sienten en los primeros minutos del documental. Los actores brillan por su ausencia, los extras no están preparados y aviones de combate de la OTAN retrasan la filmación. Lluvias torrenciales destruyen los decorados la segunda jornada de rodaje. Mientras, el director se alarma porque el contrato de la protagonista no se ha firmado y Rochefort necesita 40 minutos para dar media docena de pasos y subirse al caballo. El Don Quijote francés acusa un problema de hernia discal y abandona el rodaje al quinto día. El ayudante de dirección dimite y su lugar lo toman los peritos y representantes financieros. 'He hecho el filme tantas veces en mi cabeza... ¿Será mejor dejarlo así?', se cuestiona Gilliam como nota final.
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