¿Dónde está el espíritu de Ermua?
El 12 de julio hubiera sido un día como otro cualquiera para los que queremos vivir en paz, y para los otros. Se cumplen cinco años desde que ETA asesinara, en directo y a cámara lenta, a Miguel Ángel Blanco. Un lustro desde que esos asesinos nos arrebataran un pedazo de nosotros mismos.
Hemos recordado en imágenes el antes, el durante y el después de esa cruel exhibición de ETA. Desde el día 10 al 12 de julio de 1997, todos vivimos pendientes de la radio y la televisión, deseando escuchar y ver de nuevo, libre, sano y salvo, a Miguel Ángel Blanco. Pero todos aprendimos una cosa: ETA, ni siente ni escucha, sólo mata.
Uno se pregunta: ¿dónde está el espíritu de Érmua?, ¿dónde está esa impresionante unión contra ETA?, ¿dónde están todos los que plantaron cara a los asesinos, y, de no mediar la Ertzaintza, los hubieran linchado?
Han pasado cinco años, pero uno tiene la sensación de que han pasado 105. Casi nada de todo eso queda ya. Si hasta ayer, en la manifestación por las calles de Ermua, de la familia, amigos y juventudes del PP y PSOE, ¡ni siquiera sus vecinos se sumaron! Hoy todo es distinto: el pueblo tiene más miedo y está más dividido; los políticos, más lejos de la sociedad que nunca; los amenazados, más cohibidos, pero ¡valientes! Y ¿ETA? Ahora, el entorno de ETA hasta es más protagonista para el País Vasco y la autodeterminación que antes.
¡Qué pena! Estuvimos tan cerca de asistir al final de ETA, pero la tortilla se dio la vuelta.
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