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Necrológica:NECROLÓGICAS
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

En memoria de Juan Miguel Lope Blanch, filólogo

Cambio impresiones con Luis Fernando Lara, director del Instituto de Filología Hispánica, del Colegio de México, acerca de la situación académica de los estudios de la lengua española, su literatura y su cultura allí y aquí. Naturalmente, le pregunto enseguida por Lope Blanch y me dice que ha fallecido el pasado 8 de mayo. A pesar de la discreción propia de un hombre como Lope, que nunca ha salido del ámbito académico, me parece imprescindible dar a conocer la noticia y dedicarle un recuerdo.

Juan Miguel Lope Blanch había nacido en Madrid el 17 de julio de 1927 y había estudiado en la entonces Universidad Central con Dámaso Alonso y Rafael Lapesa. Su ida a México en 1951 fue con ocasión de una beca que le concedió el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Instituto Hispano-Mexicano para conocer de cerca las labores que se llevaban a cabo en la Nueva Revista de Filología Hispánica, que desdoblaba al otro lado del Atlántico la Revista de Filología Española, fundada por Menéndez Pidal.

En aquellos años, la labor del mexicano Alfonso Reyes había propiciado allí un fecundo incremento de los estudios literarios que no había tenido parecida correspondencia en el campo de lo lingüístico. A desarrollar esta segunda línea se dedicó Lope Blanch con todas sus fuerzas. Hay que decir, no obstante, que Lope, como toda la Escuela Española de Filología, nunca abrió foso alguno entre estudios lingüísticos y estudios literarios y en ambos aspectos ha realizado importantes aportaciones.

Lope Blanch, casado con Paciencia Ontañón, se quedó para siempre en México e incluso adoptó la ciudadanía mexicana en 1986. A través de su magisterio y su trabajo de investigación en las dos grandes instituciones académicas de la capital mexicana, la UNAM y El Colegio, ha llenado medio siglo de los estudios lingüísticos del español de México (y de lingüística indoamericana, maya, náhuatl), que se deben en casi su totalidad a su pluma o a su magisterio inmediato o mediato. Es una rica herencia que el hispanismo deberá agradecer, conservar e incrementar.-

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