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Reportaje:Mundial 2002 | FÚTBOL

'¿España? Ah, sí... Raúl y... Figo'

En Ulsan, donde está concentrada la selección de Camacho, los forofos futboleros, si existen, van camuflados dentro de una serenidad búdica

Diego Torres

En el centro de Ulsan, entre edificios nacidos de una planificación urbana desaforada, las palabras de Josep Blatter, el presidente de la FIFA, protestando contra el martirio de los perros caen en saco roto. '¡Adelante, ¡adelante!', invita el recepcionista de un restaurante especializado en sopa de perro. '¡Delicioso!, ¡delicioso!'. En lo alto de la fachada, un cartel luminoso muestra a un sabueso sonriente que incita a degustar un plato que ni la superación de la hambruna a mediados del siglo pasado ha logrado sepultar.

La tradición es la tradición. A pesar de la prohibición durante los Juegos Olímpicos de Seúl 88, de las restricciones y de las quejas de Blatter pidiendo 'medidas enérgicas' contra el consumo, los perros en Corea del Sur se siguen comiendo. La única diferencia es que en los próximos días los surcoreanos se sentarán a la mesa mirando los partidos de fútbol o, como los ulsanos ayer, repasando los informativos sobre la actualidad deportiva de sus huéspedes españoles. 'Mi ilusión es llegar a la final y ganarla', decía Raúl. '¡Raúl, ok! ¡Raúl, ok!', gritaba el recepcionista.

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La ciudad de Ulsan reproduce la estética de Blade Runner y la implanta en las dos orillas del río Taehwa. En las calles suenan los éxitos de unos raperos surcoreanos a la par que Ricky Martin y los vapores de mercados y fábricas se cruzan entre la muchedumbre.

En lo que respecta al fútbol, la gente oscila entre la indiferencia total y una ansiedad silenciosa por las novedades del inminente Mundial. Los ansiosos se quedan mirando partidos amistosos en la acera, inmóviles y callados frente a los televisores expuestos en los escaparates. No hace frío ni calor y los pendones callejeros anunciando el Mundial son la única señal de que algo grande está por pasar. El monzón, la estación de las lluvias, se va extinguiendo con las tardes de sol.

La carne de ballena, las anguilas nadando amontonadas en peceras por doquier, las medusas fritas servidas en vasos de plástico y, por supuesto, el perro son algunas de las atracciones culinarias que incitan al viajero en Ulsan, 'capital industrial de Corea del Sur' y lugar donde nació el fútbol profesional surcoreano. Un extraño olor a carne asada flota. Y si hay un clima de gran expectativa por el inicio del mayor torneo no resulta evidente a la sensibilidad occidental. Los forofos futboleros, si existen, van camuflados dentro de una serenidad búdica que parece ser la tónica imperante.

'¿España? Ah, sí... Conozco a Raúl y a... Figo', dice un transeúnte que, como Florentino Pérez, su presidente, considera que ser del Madrid es cuestión cósmica. De Hierro, en cambio, saben sólo los muy avisados. Y de Luque, nadie. Una señora con afeites de geisha y que se baja de su lujoso Hyundai Dinasty por poco huye despavorida cuando le preguntan por José Antonio Camacho y Raúl.

Del millón y medio de habitantes que viven a orillas de la ría del Taehwa, un 30% son mayores de 50 años y un 80% trabajan para el conglomerado de Hyundai, uno de los principales constructores de barcos del mundo. En apenas unos kilómetros de costa, en el mar del Este, se levantan las industrias pesadas Hyundai, los astilleros Hyundai, la acería Hyundai, la fábrica de coches Hyundai, el complejo petroquímico Geumho y la destilería. El humo de las chimeneas se funde en la bruma que se levanta de los montes, cubiertos de pinos, que rodean el puerto. Y a un par de kilómetros de los muelles se ubica el hotel de España, construido por Hyundai.

Por si faltaran menciones al monopolio, patrocinador oficial, el equipo de Camacho se enfrentó el jueves a un conjunto local de la Segunda División surcoreana que anda en horas bajas: el Hyundai Mipo. Hoy (12.30, Antena 3) lo hará a todo un primera. ¿A cuál? Cómo no, al Hyundai Horanje.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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