_
_
_
_
_

Contradictoria Francia

El paro retrocede, a pesar de la caída del crecimiento económico

La economía francesa da una de cal y otra de arena. El crecimiento cayó en el último trimestre de 2001, por primera vez en cinco años. Pero el mes de enero ha ofrecido un buen dato: el paro ha bajado tras ocho meses de incremento. Una señal que puede contribuir a elevar la moral de los ciudadanos, justo cuando los políticos se enfrentan a una dura campaña electoral

La economía francesa parece salir del bache en que se veía atrapada desde hace tiempo. En enero es la primera vez, tras ocho meses, en que el paro retrocede de nuevo, aunque sea muy levemente -un saldo positivo de 3.100 empleos-, y eso puede contribuir a mejorar la moral de los hogares, algo muy importante para un país que, en los últimos cinco años, ha hecho descansar buena parte de su crecimiento en el consumo interior: el 1,9% del 3,4% de crecimiento del PIB de 1998 se debe al consumo de los hogares, porcentaje que se mantiene en 1999 y en 2000, y crece en 2001, cuando representó el 1,5% del 2% del crecimieno del PIB.

El ministro de Economía, Laurent Fabius, estima que el crecimiento francés del PIB para 2002 se situará entre el 1,4% y el 1,6%, muy lejos, pues, del 2,5% que sirvió de guía para elaborar los presupuestos, pero que será de nuevo mucho más importante en 2003, entre un 2,8% y un 3,2%. Ese optimismo no se basa tan sólo en la inversión de la curva de desempleo -en realidad, en cinco años se ha logrado un saldo positivo de un millón de empleos-, sino porque el índice de compras de las empresas indica que éstas vuelven a producir y ya no cuentan sólo con vender los stocks.

Las cuentas públicas, apenas estables durante 2001, conocerán una cierta degradación a lo largo de 2002, subiendo el déficit del 1,5% actual al 1,9% a finales del presente año, pero con la esperanza de volver a reducirlo a partir de 2003. En ese sentido no está de más tener en cuenta la influencia del proceso electoral: el presidente saliente, Jacques Chirac, ya ha dicho que, en caso de ser reelegido, comunicará a Bruselas su decisión de aplazar la fecha del retorno al equilibrio de las finanzas públicas, equilibrio que ya no se alcanzaría, tal y como estaba previsto, en 2004, sino en 2007. Lionel Jospin, el candidato socialista, no ha querido explicarse al respecto, pero su visto bueno al crecimiento del déficit alemán permite pensar que tampoco piensa ceñirse al viejo calendario.

Las perspectivas económicas galas, aún siendo favorables, no tienen por qué traducirse necesariamente en creación de empleo y, por consiguiente, en un nuevo aumento del consumo interno. El crecimiento del PIB de un 3,3% de media entre finales de 1997 y 2000 no se repetirá. El efecto positivo de la jornada laboral de 35 horas ya se ha agotado y una hipotética nueva reducción de las cargas sociales tampoco parece posible después de las ya concedidas.

Si entre 1993 y 1997, durante el Gobierno de la derecha, el nivel de ingresos medios del ciudadano francés retrocedió, y de ser un 9% superior a la media europea se situó un punto por debajo, y de ser el país en que sus ciudadanos figuraban entre los tres que mejor vivían luego se encuentraron casi en la cola del pelotón. Pero a partir de 1997 ha recuperado posiciones, sobre todo gracias a un índice de productividad laboral considerable: un 20% superior al de los trabajadores británicos, un 50% más que el de los portugueses y un 10% por encima del conjunto de la UE. El gran problema del país es el reciclaje profesional o la formación continua de los empleados: en Francia sólo trabaja el 30% de los empleados de entre 54 y 64 años, mientras que en Alemania el porcentaje es el 37,4% y en el Reino Unido alcanza el 50%.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_