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Columna
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Rosa no estará

De la mano de Llamazares, IU está entrando en una vía de compromiso político con la realidad, alejada de la mística anguitista que lo sacrificaba todo por el mantenimiento de una supuesta esencia de izquierda que, sin embargo, no le impedía unirse a la derecha si con ello colaboraba a erosionar al PSOE. En Andalucía, IU sigue sin encontrar la unidad necesaria para afrontar el futuro de una organización que ha jugado a autodestruirse de manera más irresponsable que frívola, desde luego, pero irresponsable al fin. Porque no es bueno que la izquierda que gobierna esté sola a la izquierda, sobre todo cuando la oposición desde la derecha es, como en el caso andaluz, tan falta de matices que el discurso excesivo llega a convertirse en discurso nulo. El PSOE necesita, a su izquierda, quien le obligue a mirarse en el espejo cada vez que haga falta. No ha querido IU ser nunca esa izquierda crítica y positiva, sino que ha vivido instalada en el exceso, de manera que más que oposición constructiva ha sido oposición estéril, como muy bien ha podido ir constatando, elección tras elección. Los ciudadanos agradecen sentirse acompañados en la crítica, pero abominan del exceso en el rechazo a cualquier gesto de quien gobierna, por la sencilla razón de que quien gobierna lo hace porque los ciudadanos así lo han decidido, y si permanentemente se ataca a quien gobierna, sin matices, esos ciudadanos se sienten atacados en su capacidad para elegir. IU ha jugado al exceso en la oposición y no ha ganado, sino todo lo contrario; ahora la razonabilidad de algunos tras el ya famoso acuerdo con las cajas de ahorro vuelve a tener enfrente el discurso algo iluminado y poco realista de los críticos. Pero estos se van quedando solos frente a la apuesta de realismo político que parece adoptar la nueva dirección de IU. Miren los críticos de IU y quienes todavía no acaban de creer la necesidad de encontrarse en el pragmatismo, justamente para intentar cambiar la realidad con alguna posibilidad de éxito, a Rosa Aguilar, que ha aprendido esa lección a fuerza de enfrentarse cada día a la responsabilidad de gobernar y que, esta vez, ante la reunión que le llevan a Córdoba, para conseguir su apoyo, los vehementes críticos de Concha Caballero, se abstiene. Nada está cerrado, pero puede ser un síntoma de la debilidad en la que andan los críticos en esta hora de realismo en IU.

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