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El cine francés cierra el año con una potente cuota cercana al 42%

Diez producciones han superado los dos millones de espectadores

Durante la década de los noventa, el cine francés instaló su porcentaje de control del propio mercado entre el esperanzador 37,5% de 1996 y el depresivo 27,6% de 1998. Poder rivalizar con el cine americano como lo había hecho durante los sesenta y antes, en la inmediata posguerra, era un sueño insensato hasta que llegó el cambio de siglo y de la mano de Amélie -más de ocho millones de espectadores- también cambiaron las cosas. Francia cierra el año 2001 con una cuota de mercado cercana al 42%. Por primera vez en mucho tiempo, el cine americano no alcanzará el 50%.

El año 2001 se cierra con un cine francés que ha recuperado un 15% del mercado interior a la industria estadounidense. Este año, los compatriotas de Amélie lo terminan sabiéndose amos de entre el 41% y el 42% de la cuota de mercado -los estrenos de Harry Potter y El señor de los anillos hacen fluctuar de momento el dato- frente a unos americanos que no alcanzarán, por primera vez en mucho tiempo, el 50%.

Esa buena salud comercial de la cinematografía francesa no descansa en un único título porque son diez de entre los estrenados a lo largo de 2001 los que han cruzado la frontera de los dos millones de espectadores, con cuatro de ellos -la ya citada Amélie, La verité si je mens 2, Le Placard y Le pacte des loups- por encima de los cinco millones. ¿Qué tienen en común todos esos éxitos? Nada o casi nada, y eso es lo mejor pues significa que el cine francés escapa por fin a una imagen envejecida, que le condenaba a una alternancia rutinaria entre la comedia y el cine de autor, cada vez más difícilmente exportables áquella y éste.

La exitosa oferta gala incluye grandes producciones de época, como Le pacte des loups; reciclaje de viejas series televisivas de terror, caso de Belphégor; cine para adolescentes -Wasabi o Yamakasi-, o aprovechamiento de la popularidad que proporciona a los cómicos el salir por la pequeña pantalla (La tour Montparnasse infernale), al tiempo que obras de autor que saben reconciliarse con la demanda popular, como es el caso de Chaos, la última película de Coline Serreau que ha llevado a las salas de cine a más de un millón de personas a pesar de estar rodada en vídeo.

Las estadísticas no demuestran aún hasta que punto esa resurrección del cine francés es fruto de una serie de fenómenos que coinciden en el tiempo. Si por un lado está el importante aumento del coste medio de las producciones -nueve títulos han costado más de 15,3 millones de euros, unos 2.500 millones de pesetas-, por otro se encuentran muchos filmes rodados en vídeo y en condiciones casi artesanales.

Oferta variada

El resultado es una oferta mucho más variada y, sobre todo, una recuperación del público joven. Hace cuatro años Eric Zonka, director de La vida soñada de los ángeles era taxativo: 'El cine francés está condenado a muerte porque nadie de menos de 30 años quiere ver nuestras películas'. Ahora los adolescentes hacen ricos a productoras como Europa, del Midas francés Luc Besson.

Nadie sabe tampoco cual ha sido la influencia de la irrupción de los nuevos carnés de espectador, esos que permiten ver por un precio fijo un número indeterminado de películas al mes, de manera que, a partir de la cuarta entrada, cada proyección suplementaria resulta gratuita. Sin duda el carné -el 6% de las entradas en el año 2001 entran dentro del abono ilimitado- ha ayudado a aumentar el número de localidades vendidas -180 millones en 2001 frente a los 153 del año 1999-, pero también puede que haya contribuido a que el espectador sea más atrevido, a que su curiosidad no se limite a las grandes producciones de Hollywood. Ésta es una hipótesis pendiente de comprobación.

Campañas eficaces

Algunas producciones galas se han estrenado arropadas por el mismo número de copias (800) que reclama un éxito de Hollywood. Las campañas de publicidad utilizan Internet y los eslóganes y anuncios se han mostrado a veces tan eficaces y bien pensados como los creados por los grandes publicitarios de Los Ángeles. Actores como Jean Reno o Sophie Marceau son auténticas estrellas en Japón, la acriz Juliette Binoche es un nombre seguro en EE UU y otros muchos, como Daniel Auteuil, Isabelle Huppert, Fanny Ardant o Charlotte Rampling son garantía de buen trabajo en todos los países europeos.

Audrey Tautou, en un fotograma de la película <b></b><i>Amélie,</i> dirigida por Jean-Pierre Jeunet.
Audrey Tautou, en un fotograma de la película Amélie, dirigida por Jean-Pierre Jeunet.

Buenos auspicios

El año 2002 llega para el cine francés bajo los mejores auspicios. François Ozon estrenará en febrero 8 femmes. En el reparto están Catherine Deneuve, Isabelle Huppert, Danielle Darrieux, Emmanuelle Béart, Fanny Ardant o Virginie Ledoyen. En la segunda quincena de enero se habrá asomado Astérix et Cleopatre, dirigida por Alain Chabat y con Monica Bellucci de reina egipcia. Son el aperitivo de una cinematografía que también está reaprendiendo a exportar: Amélie lleva más de nueve millones de entradas fuera de Francia; Le pacte des loups, más de cinco, y Belphégor ha interesado a cerca de 500.000 italianos.

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