Pequeños cantores
El 28 de diciembre tuve la dicha de asistir al concierto que, en beneficio de Unicef, daba la Escola Coral Pequeños cantores de Valencia, semillero de amor por la música, disciplina, altruismo y escuela de buenas costumbres. El concierto tuvo una gran dignidad, descollando la labor que han realizado todos sus directores, con Jesús Ribera Faig a la cabeza. Pero si sorprendente es el resultado de tanto trabajo, más sorprendente es que dicha institución no tenga ni para pagar el alquiler de los locales en los que ensayan y mucho menos para pagar el trabajo de las personas que están al frente. Pero sorprendente es un calificativo demasiado suave para una actitud de la Administración que no tiene justificación alguna. Deberíamos aplicar el calificativo de vergonzoso a esta actitud, sobre todo cuando se comprueba cuanto dinero se está derrochando en actividades (¿partidistas?) que no tienen ninguna incidencia sobre la cultura.
