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El Otelo de Plácido Domingo se queda mudo durante una hora en La Scala de Milán

El tenor, que sufrió el martes una caída de tensión y perdió la voz, volverá a cantar el día 18

Una fuerte caída de tensión y la momentánea pérdida de la voz obligaron el martes a Plácido Domingo a interrumpir el Otelo, de Verdi, que interpretaba en La Scala de Milán. El tenor se recuperó, y el espectáculo pudo concluir normalmente tras una hora de espera. Todo ocurrió de improviso. Domingo había comenzado a cantar, aparentemente en plenas facultades, pero cuando entonaba un aria ('Ora e per sempre addio sacre memorie') casi al final del segundo acto, se detuvo unos segundos vacilante y, dirigiéndose al público, dijo en italiano: 'Perdónenme, no puedo seguir'. Domingo abandonó el escenario, y el director, Riccardo Muti, detuvo la orquesta y le siguió al camerino.

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Riccardo Muti informó después de que Plácido Domingo había salido a escena contra la opinión de su médico, porque, además de una indisposición vocal, había sufrido una fuerte caída de tensión. Era la primera réplica de Otelo para el tenor, a punto de cumplir los 61 años de edad, tras el estreno del pasado viernes, en el que había cosechado un enorme éxito, con 15 minutos de aplausos al término del espectáculo. Tras la indisposición del martes, que se produjo en torno a las diez de la noche, Domingo fue capaz de reaparecer en el escenario -lo que le valió una larga ovación del público a la que el tenor respondió casi con lágrimas en los ojos- y de cantar la ópera entera apuntándose un nuevo éxito, con 10 minutos de calurosos aplausos de un público si cabe más devoto, tras haber visto el esfuerzo del tenor.

Fuentes del teatro de La Scala restaron ayer importancia al incidente asegurando que, con un poco de reposo, el tenor estará disponible para la siguiente representación de la ópera, prevista para el próximo martes 18 de diciembre, ya que la réplica del próximo viernes 14 no se hará debido a una huelga programada en el teatro. Ayer, Domingo compareció ante los periodistas un poco más pálido de lo normal, en la presentación en Milán de un disco con 85 arias de Giuseppe Verdi que ha grabado para la casa alemana Deutsche Grammophon.

25 años después

La preparación de Otelo, con el que inauguró la temporada 2001-2002 de La Scala, en vísperas de un cierre temporal del teatro hasta 2004, había consumido las energías de Domingo, decidido a revalidar el triunfo obtenido hace 25 años, cuando debutó con el mismo papel en el templo de la música lírica, dirigido por Carlos Kleiber. Aun reconociéndole su extraordinaria calidad vocal y sus dotes musicales y escénicas, los aficionados de La Scala mantuvieron hasta el final en suspenso su juicio sobre las condiciones del cantante. Domingo triunfó de nuevo abrumadoramente, confirmando que es el mejor Otelo de los últimos tiempos, pero la tensión del desafío se ha cobrado ahora, aparentemente, su precio.

El tenor madrileño cumplirá en enero 61 años, aunque los críticos italianos se obstinan en dudar de la edad oficial, y muchos le atribuyen 67 años. Domingo aclaró recientemente el equívoco en unas declaraciones al erudito musical Paolo Issota, en las que señalaba que hay quien le 'echa' más años, porque a los 30 era ya un tenor formado.

En todo caso, la carrera de Plácido Domingo es una de las más extraordinarias de la lírica mundial. El papel de Otelo, enormemente exigente con la voz del tenor, lo ha representado 211 veces, la del martes era la número 212, y su voz ha estado siempre a la altura de las circunstancias. Domingo ha interpretado 17 personajes de otras tantas óperas de Verdi y ha dirigido 12 títulos del compositor lombardo.

'Accidente'

'Un accidente de este tipo puede tenerlo cualquiera', precisaba el mismo portavoz de La Scala. De hecho, existen bastantes precedentes de incidentes parecidos poco antes de iniciarse una ópera o ya comenzada. En 1982 le ocurrió a Monserrat Caballé, a la que una indisposición le impidió salir a escena a cantar Anna Bolena, de Donizetti. En 1992, la soprano June Anderson llegó a desmayarse en escena mientras interpretaba La señora del lago, de Rossini, y en 1995 le ocurrió lo mismo a la soprano Daniela Dessi durante una representación de Las bodas de Fígaro, de Mozart, en el teatro Carlo Felice de Génova.

La tensión a la que están sometidos cantantes y directores musicales es enorme y no todos son capaces de controlarla. El director musical italiano Giuseppe Sinopoli cayó fulminado por un infarto mientras dirigía Aida, de Verdi, en la Ópera de Berlín, el 21 de abril de este año. Tenía 54 años.

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