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Reportaje:

La nueva atracción de Nueva York

El lugar que ocupaban las Torres, centro de peregrinaje para turistas

Visite Nueva York: sus museos, sus teatros, sus tiendas y... ¡Ah, sí! Su nivel cero. Los restos calcinados de las Torres Gemelas se han convertido en una de las principales atracciones de la ciudad. Es impensable visitar Manhattan y no querer ver in situ las imágenes tantas veces repetidas por televisión. El alcalde Rudolph Giuliani, que hace dos meses calificaba a los curiosos de mirones sin escrúpulos, piensa ahora facilitar el acceso a la zona para evitar que los turistas se agolpen contra las vallas. No hay duda, Nueva York vuelve a la normalidad.

'La gente tiene un interés legítimo y honesto en poder verlo', dijo Giuliani hace unos días. Y tanto. El cordón de seguridad en torno a la carcasa del complejo inmobiliario ha ido menguando con el tiempo. Al principio no había forma de acercarse, luego no había forma de ver nada por las enormes barreras de plástico. La policía confiscó en más de una ocasión las cámaras de los listillos que se subían a las farolas. Ahora que las calles han quedado abiertas y despejadas, se puede contemplar en directo los trabajos de desescombro. Pronto se tendrá incluso una perspectiva similar a la de las televisiones con la plataforma que Giuliani piensa instalar.

Giuliani instalará una plataforma para poder ver las labores de desescombro
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Los arquitectos diseñan la futura 'zona cero'

Es más, para las navidades una firma italiana tiene previsto recrear las torres con unos gigantescos halos de luz con los colores de la bandera americana. Bruno Baiardi, el presidente de Space Cannon, que llevará a cabo tan magna empresa, aseguró que la idea vino de dos artistas norteamericanos, Julian LaVerdiere y Paul Myoda, que compartían un estudio en el piso 91 de una de las torres. 'El proyecto no es muy común', reconoció Baiardi, que ya ha iluminado eventos como los Juegos Olímpicos de Sydney y la cumbre del G8 en Génova del pasado julio.

El montaje no interrumpirá las labores de búsqueda. Se siguen encontrando cadáveres entre los restos humeantes del nivel cero, aunque sólo se ha recuperado una décima parte de los casi 4.000 desaparecidos.

Con esta iniciativa, y con otras muchas, Nueva York busca resucitar los ánimos de sus habitantes y, sobre todo, ahuyentar los miedos de sus visitantes. Y lo está consiguiendo. Salvo por algunos pequeños detalles como las instrucciones en los cines de no llevar mochilas si no se quiere correr el riesgo de ser cacheado, la carta del servicio postal pidiendo prudencia al abrir el correo y el no poder aparcar en el subterráneo del Metropolitan por razones de seguridad, la vida ha vuelto a su normalidad frenética.

Ayer, como en el resto de Estados Unidos, la ciudad vivió con intensidad su tradicional Viernes negro, que, como su nombre no indica en absoluto, marca el primer día de la temporada de compras de Navidad. Es tradición: después de atiborrarse de pavo y salsa de arándanos en el Día de Acción de Gracias, los norteamericanos sienten la imperiosa necesidad de precipitarse, a veces a las cinco o seis de la mañana, a las tiendas que ofrecen descuentos limitados a ciertas horas del día, generalmente al alba.

Los resultados de la jornada confirmarán o no si realmente los consumidores, el motor y la gasolina de la economía norteamericana, han dejado de comprar. Los comercios realizan la mitad de sus ventas entre ahora y primeros de año, y todo parece apuntar a que ésta será una de las peores temporadas de los últimos 10 años. El mercado del juguete espera salvarse de la crisis con la parafernalia de figuritas y artilugios de las dos grandes películas infantiles de estas fiestas, Harry Potter y El señor de los anillos.

Con todo, Nueva York no piensa darse por vencida. El árbol de Navidad del Rockefeller Center termina de engalanarse, el Radio City Music Hall ya tiene a sus rockettes bailando su tradicional show navideño y los policías tendrán los uniformes más rutilantes del año: su jefe, el temido Bernard Kerik, horrorizado por el aspecto desaliñado y sucio de los agentes que trabajan en el nivel cero, les ha recordado que la prestancia también es un deber patriótico.

Recreación virtual del proyecto <b></b><i>Towers of light,</i> que podrá verse en diciembre en Nueva York.
Recreación virtual del proyecto Towers of light, que podrá verse en diciembre en Nueva York.

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