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Crónica:ALMERÍA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Arte, toreo y pasión

Curro Vázquez puso la guinda; Morante, el toreo, y Ruiz Manuel, el calor apasionado del paisanaje. Lo del cuarto fue un mazazo: Curro Vázquez, en los lances de recibo y en el quite, esculpió la verónica, con los pies inmóviles, lanzando el capote, jugando los brazos en armonía con el pecho adelantado, templando trapo y toro, eterno cada lance, una auténtica lección de torería. Dos ayudados, uno por bajo y una tanda de cuatro derechazos rematados con trincherilla, y de pronto, el muy hijo de Satanás del toro, serio, veleto, degollado y badanudo, se queda y no anda más: una faena interrupta de la que más de uno no se ha recobrado y le ha quedado un trauma para toda la vida. El primero, tras sentir las cuerdas, se fue al santo suelo, repitiendo costaladas y sacando peligro por la izquierda. Curro le cogió asco y se lo quitó de enmedio a las segundas de cambio.

Algarra / Vázquez, Ruiz, Morante

Toros de Luis Algarra, bien presentados, mansos, de media arrancada y flojos. Curro Vázquez: pinchazo, media tendida (silencio); tres pinchazos, bajonazo artero (división de opiniones al saludar). Ruiz Manuel: estocada desprendida atravesada (oreja); pinchazo, estocada sin puntilla (oreja). Morante de la Puebla: pinchazo, estocada honda (oreja); estocada fulminante (oreja). Plaza de Almería, 24 de agosto. 6ª de abono. Lleno.

Habíamos tenido que esperar al tercer toro para ver torear, y eso que no brilló en el primer tercio, que empezó suelto, entrando al caballo por libre y saliendo escopetado antes de volver a salir suelto. Morante dijo el toreo cruzado, abarcando la embestida y rematando atrás. Todo eso lo tuvo que decir en romance de arte menor, porque la res había sufrido una vuelta de campana que la dejó para el arrastre. Hizo natural los naturales templados y se adornó con propiedad. Al sexto se le acabó la cuerda al principio de faena, impidiendo ligar la embestida que no se producía; algún pase aislado de primer orden fue la única cosecha obtenida.

Ruiz Manuel vio cómo el segundo salía suelto de los caballos un par de veces, desentendiéndose de lo que pasaba en el ruedo. Puso la olla a reventar, cuando instrumentó dos series con la derecha que tuvieron de bueno el adelanto de la franela, la quietud y el temple; fallaron al citar hacia afuera y torear en línea, defecto que acusó más en dos series de naturales que completaron la faena, en las que aguantó sendos parones en mitad de la suerte. Lo que tenía el pitón derecho quedó por explotar. En el quinto volvió a aguantar repetidamente los parones producidos por la media arrancada. Se dieron la mano la decisión y la falta de sustancia.

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