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Reportaje:

El día se hace noche en África

Cientos de astrónomos y turistas admiraron el primer eclipse total del milenio

La diferencia entre ver la imagen de un eclipse total de Sol y vivirlo es la luz. En un claro de la selva, a primera hora de la tarde, la luz empieza a disminuir, a hacerse más tenue, creando un efecto parecido a una puesta de Sol de tono metálico, hasta que el último rayo queda completamente oculto tras la Luna. Todo cambia en un instante: una suave oscuridad envuelve la tierra, mientras el cielo se mantiene luminoso y en lo alto brilla un extraño Sol negro rodeado de una corona reluciente. Tres minutos después, que pasan volando, un rayo asoma de nuevo y es suficiente para llenar de contraste el mundo oscurecido del instante anterior. Después de tres días de cielo absolutamente despejado en Mkanga (norte de Zimbabue), ayer aparecieron unas leves nubes hacia las nueve de la mañana, suficientes para poner nervioso al grupo español de cazadores de eclipses Shelios desplazado hasta aquí para presenciar el primer eclipse total de Sol del milenio. Los astrónomos del equipo, en contacto telefónico con sus colegas del Instituto de Astrofísica de Canarias, recibieron a lo largo de la mañana partes meteorológicos óptimos para la zona. Sin embargo, esas nubes formadas en un lago cercano y que fueron creciendo hasta el medio día, proyectaban sombra y ansiedad sobre los expedicionarios. Finalmente el cielo quedó limpio una hora antes de comenzar la ocultación del disco solar, que ayer fue visible en una franja desde Angola hasta Madagascar.

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Los astrónomos comprobaron una vez más sus telescopios desplegados y sus cámaras, se repartieron las gafas de protección para mirar al Sol y uno de los miembros de Shelios empezó la cuenta atrás en el último minuto, siguiendo la hora exacta de un sistema de localización por satélite. El espectáculo comenzó a las 13:46 (hora local y peninsular española), cuando el disco de la Luna rozó el disco solar. Pero en los primeros momentos no se apreció nada singular. 'Señores: esto es África y todo tarda un poco más', bromeó Rudolf Van Zyl, el guía surafricano de la expedición.

Poco a poco el Sol empezó a mostrar la muesca de la Luna. 'Es como un atardecer frío, gris...', había comentado la astrofísica Mercedes Prieto al comenzar a extenderse la penumbra. Efectivamente, el eclipse es una puesta de sol inquietante, porque no tiene la calidez del tono rojizo de cada tarde, sobre todo en África.

Poco antes de la ocultación completa del disco solar, uno de los dos telescopios, el de 10 centímetros de diámetro, dejó de funcionar. Un grito: '¡Traed pilas!' se mezcló en el último momento con el anuncio de '¡Totalidad!'. Eran las 15:12 horas, cuando se hizo de noche en pleno día. El eclipse se observó en silencio. Cuando, al cabo de tres minutos y seis segundos, estalló el primer rayo de sol, las exclamaciones se mezclaron con los aplausos y, poco después, con 12 cervezas compartidas por la veintena de personas presentes. Todo acabó a las 16:28.

'El telescopio de 10 centímetros es el menos importante, el de 20 centímetros ha funcionado perfectamente', comentó con alivio, al acabar el eclipse, el astrofísico Alejandro Oscoz, responsable de las observaciones de estrellas aparentemente desplazadas en el cielo debido a la atracción gravitatoria del Sol. También funcionó bien el experimento de radiación ultravioleta que hizo Prieto.

La segunda puesta de sol del día, esta vez roja y morada, como cada tarde, fue perfecta.

Millones de personas fueron testigos del eclipse en la franja de África -de Angola a Madagascar-, desde donde era visible, pero muchos de los habitantes de estos países no miraron al Sol, por no disponer de gafas, e incluso permanecieron en sus casas por miedo o por precaución tras las campañas oficiales de advertencia. En Maputo, capital de Mozambique, apenas había gente en la calle, informa Reuters. En Madagascar, el presidente Didier Ratsiraka hizo comprar lentes protectoras para todos los habitantes. En Angola, la presencia de turistas fue lo que más llamó la atención a los habitantes de las zonas costeras. Y en Zimbabue, el presidente Robert Mugabe aprovechó la ocasión para subrayar que el país es un destino turístico seguro, al contrario de lo que suelen transmitir los medios de comunicación. También el presidente de Zambia se mostró seguro de que el eclipse contribuíría a aumentar el turismo.

Una espectadora del eclipse de ayer en Zimbabue.
Una espectadora del eclipse de ayer en Zimbabue.REUTERS

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