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LITERATURA POPULAR
Columna
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Un cancionero infantil de Huelva (1)

La música folclórica andaluza no ha sido más favorecida que otras manifestaciones de nuestro patrimonio popular, abandonado a su suerte por la administración, o con pequeños apoyos dispersos aquí y allá, para que no se diga. (No hablamos, naturalmente, del flamenco o la copla, que son otra constelación y tienen sus propios valimientos). Pero tal vez si reuniéramos en algún sitio lo que se ha editado en discos y otros formatos a lo largo del último cuarto de siglo (hoy una caja de ahorros, mañana una Diputación, al otro un grupo folk que se lía la manta a la cabeza) tal vez concluyéramos que es la que mejor parada ha salido, y eso que la mayoría de sus artífices andan hoy en día llorando por los rincones del desamparo. En efecto, el cancionero que suman todas las aportaciones de los grupos Andaraje, Aliara, Lombarda, Chirichipe y otros (mayormente de la parte oriental) , tienen una ventaja sobre las recopilaciones de refranes, cuentos, retahílas, etc., y es que mantienen la música, que es como decir el alma. Y que por esta misma razón, los medios audiovisuales les han dado más cobijo. La mayoría de esas muestras, sin embargo (canciones de la aceituna, candelarias, mayas, romances, carnaval, infantiles...) duermen hoy también en los estantes o en los archivos musicales. Pasó la moda y cuando se pudo hacer lo que todavía no se ha hecho, tampoco se hizo, a saber: constituir un centro de estudios andaluces para todo el folclore, llámesele como se le llame. Y no será porque no se lo han sugerido, rogado y casi implorado a la Junta de Andalucía toda clase de antropólogos, etnógrafos y meros aficionados y amantes de nuestra cultura de raíz. Pero ésa es otra triste historia.

En un panorama tan variopinto, y en realidad tan caótico, no es raro que aparezcan productos originales y curiosos. Tal es lo que sucede con el Cancionero infantil de la provincia de Huelva, de F.J. García Gallardo y Herminia Arredondo, dos profesores de música de la Facultad de Humanidades. Con el sufragio de hasta tres entidades de esa provincia, vio la luz esta colección de canciones populares, con sus respectivas partituras, en 1999, pero no así el disco que hubiera completado felizmente tan afortunada empresa, y que seguimos esperando. Mientras llega, bueno será que vayamos deleitándonos con esta miscelánea de conmovedoras letrillas que parecen salidas del paraíso perdido. Perdido como las llaves de este folclore, en el fondo del mar, matarile-rile-rile, matarile-rilelá.

Lo primero que conviene precisar es que no se trata, naturalmente, de canciones exclusivas de Huelva (tal cosa es poco menos que imposible, dada la universalidad del folclore, incluido el infantil), sino de las versiones, con sus pequeñas variantes casi siempre, recogidas in situ por los recopiladores, a lo largo de siete años y en diferentes puntos de la provincia -capital, costa, campiña, Andévalo y sierra-. La publicación del nombre de los informantes completa una buena documentación. Con algo del prólogo de Domingo Prieto, Presidente de la Diputación entonces, despediremos esta primera entrega: 'En plena plaza de un pueblo, entre los viejos que intercambian breves recuerdos en los bancos más soleados se ha reunido una docena de niños. Cantan melodías nuevas, que a los mayores les suenan a sus canciones de siempre: 'Échame, niña bonita, / lágrimas en tu pañuelo. / Y las llevaré a Granada, / que las engarce un platero'. De Huelva a Granada en un suspiro.¿Quién dijo que hay dos Andalucías?

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