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El viaje de Claudia a la cárcel de 'Kristal'

La Guardia Civil libera a una menor y a otras cinco mujeres secuestradas por una banda que las prostituía

Claudia tiene 15 años y hasta hace diez días era una esclava sexual. Ganaba entre 50.000 y 90.000 pesetas cada noche. Diez mil por servicio. La cifra variaba en función de los clientes que tuviera por jornada. Una banda mafiosa la obligaba a prostituirse en el club de alterne Kristal, situado en un polígono industrial de Arganda del Rey. De todo ese dinero, Claudia no veía un duro. Se lo daba todo a su proxeneta, G. V. T., un rumano de 27 años, jefe de la banda mafiosa que la trajo a España desde Bucarest (Rumanía). La red mafiosa la engañó y la trasladó a España bajo la firme promesa de que iba a trabajar en Madrid como interina en una casa de lujo o como dependienta de una tienda de ropa femenina. Ella se comprometió a pagar 1.000 dólares (unas 190.000 pesetas) por el viaje y el trabajo. Devolvía el dinero peseta a peseta, cada noche. Si se negaba a pagar, la banda amenazaba con aniquilar a sus familiares en Rumania.

'Los proxenetas llegaban en un coche de lujo, como si fueran ministros, e iban cargados de oro'
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El viaje al infortunio de Claudia arrancó en Bucarest y concluyó en Madrid. En su recorrido cruzó Austria, Italia y Francia. Mostraba su pasaporte rumano a los agentes de aduanas y les decía que venía a hacer turismo.

Su última parada, la explotación sexual. El viaje concluyó frente a un chalé de una urbanización de San Fernando. Desde hace meses permanecía secuestrada junto a otras cinco chicas en el interior del domicilio. Hasta que, el sábado 5 de mayo, la policía judicial de la Guardia Civil de Arganda del Rey reventó la red mafiosa en la denominada operación Danubio. Los agentes detuvieron a los cuatro miembros de la banda por un supuesto delito relativo a la prostitución, por corrupción de menores, delitos contra el derecho de los trabajadores, detención ilegal, amenazas y estafa. El propietario del club de alterne Kristal, Juan C., español de unos 46 años, también fue detenido. El titular del juzgado número dos de Arganda ordenó su ingreso en prisión. También decretó el precinto del prostíbulo.

Uno de los detenidos, F. L. C., rumano de 22 años, era el encargado de vigilar a las prostitutas en el chalé para que no se escapasen. Las mujeres sólo salían para ir a trabajar. Un coche de lujo las trasladaba del chalé al club de alterne y viceversa. 'Llegaban aquí en un cochazo y se bajaban del vehículo como si fueran ministros, se daban mucha importancia. Iban cargados de oro, con muchos anillos y colgantes', explicó ayer un trabajador de un restaurante próximo.

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El club Kristal estaba abierto todas las noches, de seis de la tarde a tres de la madrugada. Muchas noches facturaba millón y medio de pesetas, según aseguró ayer un empleado del local. En su interior se prostituían unas 15 chicas de diversas nacionalidades: rusas, rumanas, checas, nigerianas, colombianas y una egipcia. Tenían una habitación con taquillas para cambiarse de ropa.

En el Kristal había una suite de lujo para ocasiones especiales. Su alquiler costaba 30.000 pesetas cada media hora y tenía un jacuzzi donde caben seis personas. 'Es que aquí venían desde obreros hasta empresarios, de chaqueta y corbata, con unos cochazos... Y que celebraban fiestas donde se bebían unas cuantas botellas de güisqui de reserva', explicó ayer un empleado del local.

Una copa costaba 1.500 pesetas, y media hora de sexo, 10.000. Las prostitutas debían pagar un alquiler de 1.000 pesetas al propietario del local por cada media hora que tuvieran ocupada una habitación. De las 9.000 restantes, pagaban 1.000 por la cena. El resto se lo entregaban a los proxenetas a cambio de comida y cama y como pago por el viaje a España. Frente a la barra había una pista donde las chicas bailaban hasta quedarse desnudas. Cobraban 10.000 pesetas por cada baile. Un ex boxeador era el encargado de la seguridad.

Hacia las seis de la tarde, las chicas iban al restaurante Duque, a unos metros del prostíbulo. 'Venían con su ropa de trabajo, muy llamativa, y se tomaban un café antes de empezar', relata la camarera. A partir de las 21.30 las chicas se turnaban para cenar. Las condiciones higiénicas del club eran muy deficientes, según la Guardia Civil.

Entrada al club de alterne Kristal, en Arganda del Rey, precintado por orden judicial.
Entrada al club de alterne Kristal, en Arganda del Rey, precintado por orden judicial.J.F.

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