EL PÁRROCO INVENTOR Y SUS ALUMNOS APLICADOS

Ésta es la historia de un invento desarrollado por el cura párroco de los pueblos de Farlete y Monegrillo, en plenos Monegros zaragozanos, que tuvo su final feliz en la aplicación que de él han hecho los alumnos del Centro de Estudios Superiores de San Valero, de Zaragoza. El invento de mosén Primitivo Oliver, de 65 años, que se cuidó de patentar hace un año, es un molino que ofrece la posibilidad de aprovechar la energía por medio de un aerogenerador de eje vertical que puede cambiar en el futuro la fisonomía de los parques eólicos. De momento ese proyecto ya tiene la Medalla de Plata del Salón Internacional de Invenciones de Ginebra, que se celebró el pasado mes de abril. Entre más de mil inventos, éste, presentado por el párroco y Carlos Sánchez y Rubén Guerrero, salió de lo más airoso. Así, don Primitivo confesaba que en sus ratos de paseo por el campo monegrino, donde sopla bien el cierzo, y sobre todo contemplando el vuelo de los buitres y el funcionamiento de los anemómetros, se inspiró. 'Las alas de los buitres me dieron la clave para hacer las aspas'. Los veía pasar muy cerca, como a él le veían los chavales del pueblo con cañas y papel probando su idea. Su molino aprovecha el viento que sopla en cualquier dirección, y el director de la fundación, Javier Pintanell, ya anunciaba que han entrado en contacto con empresas de aerogeneradores para poner en circulación el diseño. Pero mosén Primitivo no para. 'Yo sé que un hombre de corpulencia media puede llegar a volar de forma autónoma', y trabaja en ello. Tiene el cuarto de casa lleno de ideas que le bullen por el cuerpo y ya prueba en su cocina una olla que cuece con poco fuego y menos agua y que deja al cocido en estado de sabor puro. Reacio a la publicidad, don Primitivo se ocupa de las almas de sus fieles y de pasear pensando inventos que le brincan dentro, pero de los que no habla, porque están sin patentar todavía.-