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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

El ex 'lehendakari' Ardanza defiende la vigencia del Estatuto vasco como punto de encuentro

El ex 'lehendakari' apoya un Gobierno plural

Luis R. Aizpeolea

Ardanza disertó sobre sus 14 años como presidente de un Gobierno vasco basado en el pacto entre nacionalistas democráticos y socialistas, y cuyo logro político más patente fue la unidad de los partidos frente a ETA a través del Pacto de Ajuria Enea. Como reconocimiento a su papel como lehendakari, acudió a la conferencia una importante representación de la anterior Ejecutiva socialista -Joaquín Almunia, Ramón Jáuregui y Rosa Díez- así como el portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, y cuatro consejeros; el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna; el diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe, y de Vizcaya, Josu Bergara.

Mientras Ardanza pronunciaba su conferencia, un grupo de 30 ultraderechistas gritaba en el exterior de la Academia consignas contra el nacionalismo vasco.

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Ardanza evitó pronunciarse sobre la etapa de Gobierno de su sucesor, Juan José Ibarretxe. Y, en este sentido, fueron tan importantes los silencios como sus afirmaciones. Así, no se refirió en ningún momento a la fórmula del frente nacionalista que ha guiado la política de Ibarretxe o al 'ámbito vasco de decisión', propugnado por la actual dirección del PNV.

Coherente con su trayectoria, Ardanza defendió un Gobierno plural, de nacionalistas y constitucionalistas, y al Estatuto como punto de encuentro de la inmensa mayoría del pueblo vasco.

Para 'salir del atolladero en que todos estamos metidos', Ardanza ofreció cuatro líneas de actuación que suponen una actualización del Plan Ardanza de pacificación que ofreció al presidente del Gobierno, José María Aznar, en enero de 1998, antes de la tregua de ETA. La primera de ellas sería el reconocimiento de que 'el desencuentro entre nacionalistas y constitucionalistas es estéril'. Frente a las tesis soberanistas dominantes en la dirección del PNV, Ardanza señaló que 'la pluralidad de la sociedad vasca ha pasado a formar parte de su estructura constitutiva'. Tras manifestar que la pluralidad es la 'auténtica singularidad' de los vascos, propuso que 'para gestionarla el autogobierno basado en un Estatuto plena y lealmente desarrollado sigue siendo hoy el instrumento más adecuado'.

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Violencia y conflicto político

'Poner en su lugar al terrorismo' es la segunda propuesta de Ardanza, que reclama, frente a las tesis vigentes ahora en la dirección del PNV, la urgencia de 'romper, con un pacto entre todos los partidos democráticos, la vinculación que los terroristas quieren establecer entre su violencia y el conflicto político'. Aseguró que 'la violencia no surge, directa e inmediatamente, de un conflicto político no resuelto' pues 'surge de una opción voluntaria, intolerante y totalitaria que se adhiere, para sobrevivir y legitimarse, a un conflicto preexistente'. 'De ETA no sólo nos separan a los nacionalistas democráticos los medios sino los fines. Ni hablamos de lo mismo cuando nos referimos al conflicto ni pretendemos lo mismo', remachó.

Ardanza propone, concretamente, que 'quizás cabría pensar en la conveniencia de que, reconocida la existencia del conflicto y contraído el compromiso de abordarlo, se pospusiera su debate a que se superara definitivamente el terrorismo'. Una tesis también distinta a la defendida por Ibarretxe en esta legislatura, en la que ha abogado por formar una mesa de partidos para resolver el conflicto sin exigir previamente a ETA el cese definitivo de las armas.

La tercera línea de actuación sería la admisión de que en Euskadi persiste un conflicto de naturaleza política que no es reducible al terrorismo. Ardanza propuso avanzar en la actualización de los derechos que reconocen a Euskadi el Estatuto y la Constitución. A su juicio, existe 'una deficiente integración política de la sociedad vasca y una falta de acuerdo interno sobre su modo de relacionarse con el Estado' que se traduce, entre otras cosas, en el alto grado de abstención que obtuvo la Constitución en Euskadi, cerca del 70%.

El diálogo permanente entre los partidos, una vez reconocida la pluralidad de la sociedad vasca y relegada la violencia a su categoría, es la cuarta propuesta de Ardanza. Abogó abiertamente por las 'políticas transversales', de pactos entre nacionalistas y constitucionalistas. E incluso manifestó 'sentirse tentado' a 'concretar tales políticas en un futuro gobierno de coalición entre vascos nacionalistas y constitucionalistas'.

En un breve repaso a la trayectoria del PNV desde el final del franquismo, Ardanza resaltó el acierto de haberse implicado en la tradición pactista. Y criticó a los Gobiernos de la nación por haber negociado las transferencias a Euskadi con 'tintes abiertamente mercantiles' y 'por razones políticas coyunturales'.

El ex <b></b><i>lehendakari</i> José Antonio Ardanza saluda al ex consejero de Interior Juan María Atutxa, poco antes de pronunciar su conferencia en la Real Academia de la Historia.
El ex lehendakari José Antonio Ardanza saluda al ex consejero de Interior Juan María Atutxa, poco antes de pronunciar su conferencia en la Real Academia de la Historia.SANTI BURGOS

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