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Múgica explicó al PSOE el lunes por qué no recurrió la Ley de Extranjería

Los socialistas frenarán las críticas al defensor 'por respeto' a la institución

Anabel Díez

Algo se ha roto en la relación entre el histórico dirigente socialista Enrique Múgica y el partido en el que ha militado durante decenas de años y cuyo carné guardó cuando fue nombrado defensor del Pueblo por el Gobierno que preside José María Aznar. Ya entonces, el hecho de que Múgica fuera consultado directamente por Aznar sobre si aceptaba el cargo antes de que la dirección del PSOE lo supiera supuso un primer golpe. Pero se pudo amortiguar por los lazos de amistad del veterano socialista con los anteriores y actuales dirigentes del PSOE y por el respeto que muchos profesan a su trayectoria. Pero el resquemor quedó y ahora la herida se ha vuelto a abrir, según testimonio generalizado de muchos socialistas.

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El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y el portavoz parlamentario, Jesús Caldera, son muy conscientes de ese malestar que recorre las filas socialistas por la decisión de Múgica de no recurrir la Ley de Extranjería. Lo hizo en contra de las más de 700 peticiones que recibió y de la insinuación del propio PSOE para que diera ese paso. Pero Zapatero ha decidido que la situación es ya irreversible y no está dispuesto a atizar más el fuego, una vez que ha quedado claro el disgusto de los socialistas con su antiguo compañero y dirigente.

Este malestar lo conoce perfectamente Múgica porque así lo verificó en la conversación que tuvo el lunes con el portavoz Jesús Caldera. Múgica tomó la iniciativa de telefonear a Caldera porque quería saber de primera mano cuál era la situación, además de reafirmarse en su decisión de no presentar el recurso. La conversación fue 'correcta', según conocedores de su contenido, pero quedó patente la discrepancia. Caldera proclamó el pasado viernes que 'la función del Defensor quedaba en entredicho' al no recurrir la Ley de Extranjería. El portavoz socialista, no obstante, comunicó a Múgica que por parte del PSOE, a partir de ahora, las críticas iban a moderarse porque este partido quiere ante todo salvaguardar y respetar el prestigio de la institución del Defensor del Pueblo.

Con esta actitud la dirección del PSOE quiere parar un torrente de declaraciones descalificadoras hacia Múgica que iban a ponerse de manifiesto en la reunión interna del grupo parlamentario del próximo martes: algo que previsiblemente ya no ocurrirá. Como muestra de ese 'respeto', el Grupo Socialista no pedirá la comparecencia de Múgica en el Congreso, aunque sí apoyará las iniciativas en este sentido de otros grupos políticos. En todo caso, y antes de llegar al Congreso, está previsto que el defensor explique en una conferencia de prensa las razones de su decisión. Sus argumentos darán sin duda lugar a una nueva oleada de críticas socialistas, pero inscritas en los argumentos jurídicos y constitucionales que el Defensor ofrezca.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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