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Muere Stanley Kramer, uno de los grandes productores de Hollywood

El cineasta, fallecido a los 87 años, dirigió la película 'Vencedores y vencidos'

Para Steven Spielberg, 'Stanley Kramer es uno de nuestros grandes cineastas, no sólo por el arte y la pasión que puso en la pantalla, sino por el impacto que ha tenido en la conciencia del mundo'. Kramer llevaba más de 20 años alejado de las cámaras, tras una carrera de altibajos en la que intercaló rachas de grandes éxitos con épocas en las que no le salía nada bien. 'He hecho una buena carrera en el cine, pero no tan buena como ambicionaba', escribió en su autobiografía, publicada hace cuatro años con el título de unos de sus filmes de éxito, El mundo está loco, loco, loco. 'Mis películas nunca fueron lo suficientemente buenas para acercarse a ese sueño'.

De El mundo está loco... dijo el director que le había proporcionado la más feliz experiencia cinematográfica de su vida. Fue un homenaje de más de tres horas a la comedia clásica, que se alejó momentáneamente de los temas duros o serios, en cierta medida a la europea, que movieron su carrera. El racismo, los crímenes de guerra, la amenaza nuclear, el ostracismo social, la cerrazón intelectual... fueron abordados por Kramer en los años cincuenta y sesenta. 'Defendió cosas que nadie defendía en aquellos tiempos', ha dicho ahora su viuda, Karen Sharpe. 'Lo que definía a Stanley Kramer como hombre, padre y cineasta es la frase de Vencedores o vencidos. Juicio en Núremberg en la que se dice: 'Que se sepa qué estamos defendiendo: la verdad, la justicia y el valor de un solo ser humano'.

Solo ante el peligro, Adivina quién viene a cenar esta noche y El mundo está loco... son tres películas de Kramer que el Instituto del Cine Americano colocó en la lista de las 100 mejores de la historia.

Kramer, hijo de emigrantes nacido en un barrio pobre de Nueva York, que comenzó su carrera en los años de la Gran Depresión, se sintió muy influido por el New Deal de Fraklin D. Roosevelt. 'No hay nada que tuviera tanta influencia como aquello en lo que pienso: mi actitud con respecto a los negros, la libertad de los profesores, la culpa y el prejuicio sectario', declaró en 1985. 'Nunca me convertí en una especie de predicador, pero intenté poner esas ideas en mis películas'. Esa militancia intelectual le ganó la etiqueta de cine de mensaje, poco positiva en Hollywood. A él no le gustaba. 'No tengo mensajes', dijo. 'Tengo provocaciones, ideas, dudas, retos y cuestiones que plantear'.

No pudo escapar a ese modo de ser, crítico con el sistema, hasta contratar para sus películas a guionistas de la lista negra como Ned Young, que ganó un Oscar por Fugitivos. Kramer comentó en su día: 'Intenté hacer películas que duraran sobre asuntos que no iban a desaparecer'.

Stanley Krammer, en una imagen de 1970.
Stanley Krammer, en una imagen de 1970.
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