La nueva Bomba

Es la Bomba femenina. Con 19 años recién cumplidos y una constitución aparentemente más gruesa que musculada, incluso se parece físicamente en su corpulencia al ya legendario Alberto Tomba. Esquía con la misma facilidad, mezcla de potencia y rapidez innatas, y gana con unas diferencias que casi nunca dejan lugar a dudas. Aprovecha como nadie toda la longitud de los esquís para deslizar y, al estilo de La Bomba, apenas frena porque su fuerza le permite anticipar los giros sin perder velocidad ni control. Justamente la clave de los campeones. Es la reina invicta del eslalon, la prueba de máxima habilidad del esquí. Pero no es italiana, ni austriaca, ni alemana, ni francesa, ni siquiera eslovena, la cuna montañosa que hubiera sido más lógica para ella al ser balcánica. Hasta en eso es novedad. Es croata de Zagreb, la capital, se llama Janica Kostelic y ha tomado el máximo protagonismo invernal emparejada con Hermann Maier, el austriaco sucesor de Tomba que sigue asombrando entre los hombres. Herminatorsumó el sábado una orla más a su glorioso palmarés al ganar por primera vez el Hahnenkamm de Kitzbühel, el descenso más prestigioso. Él, a diferencia de Kostelic, justamente donde no puntúa es en eslalon.

Janica, por encima de las polémicas recientes con el uso de taloneras y esquís antirreglamentarios, ha vencido de una tacada en los seis eslálones disputados en la temporada y ya ha ganado la Copa del Mundo a falta de tres. Saca 355 puntos a la segunda clasificada y 300 en disputa. Incluso podría imponerse en la Copa absoluta, algo memorable, pero la definitiva y polémica anulación de una cuarta prueba en Maribor (Eslovenia), suspendida el día 7, se lo pone muy difícil. Ella puntúa mucho menos en gigante, supergigante y descenso, y es segunda ahora con 956 puntos, por 965 de la austriaca Renate Goetschl, la vigente campeona.

Las trenzas de esta Pippi Calzaslargas veinteañera en las que recoge su pelo de universitaria joven son las más veloces por las laderas que necesitan mejor técnica en el esquí. Ya confirmó ser una estrella la temporada pasada, pero fugaz. Una caída en los entrenamientos del descenso de Saint Moritz (Suiza), en diciembre de 1999, le provocó una grave lesión de ligamentos en una rodilla que le impidió asombrar más y mucho antes. Pero con sólo 17 años llegó a liderar ya la Copa del Mundo absoluta tras ganar antes de su caída los eslalones de Serre Chevalier (Suiza) y Sestriere (Italia). Lleva, pues, ocho triunfos de ocho carreras.

También en su especialización recuerda a Tomba, aunque éste también era espléndido en gigante y Kostelic todavía pena por estar entre las 10 mejores. Pero si el italiano jamás disputó descensos ni supergigantes, las pruebas de velocidad, Janica sí se arriesga (tras su lesión) y ello le permitió ganar la ultima combinada en Austria al ser 27ª de 51 en el descenso y ganar después su sexto eslalon. Modesta, ha declarado que no aspira a ganar la Copa ni estar interesada en los récords, pero se encuentra ya al borde de igualar las siete victorias consecutivas en eslalon que posee la mítica suiza Vreni Schneider desde la temporada 1988-1989. La plusmarca absoluta es de la no menos legendaria austriaca Anne-Marie Moser Proell, con ocho triunfos en descenso, su gran especialidad, entre 1972 y 1973.

Kostelic empezó esta temporada mostrando que estaba recuperada al ganar en Park City, la estación estadounidense de Salt Lake City (Utah) que será olímpica en 2002. Y confirmó su enorme calidad en Aspen antes de volver a Europa y dominar los dos eslálones de Sestriere. Sólo pasó algún apuro en el primero, en el que debió recuperarse de un 10º puesto en la primera manga. Pero en el resto ha ganado siempre, y las dos mangas, por casi dos segundos de diferencia, algo enorme en eslalon, y que sólo se explica con la misma autoridad de los más grandes. Kostelic esquía con la maravillosa técnica de los elegidos y aún está empezando su gloria.