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Robert Zemeckis y Tom Hanks rescatan el mito del náufrago Robinson Crusoe

El director de 'Forrest Gump' afirma que le interesan los dilemas del hombre común

Elsa Fernández-Santos

'¿Se imaginan no volver a sentir frío en la boca?', pregunta Robert Zemeckis. Chuck Noland -el personaje que interpreta Tom Hanks en Náufrago- mira con avidez, a su regreso desde una isla perdida a la civilización, los insignificantes cubos de hielo. La historia de un hombre que, como Robinson Crusoe, sobrevive durante cuatro años aislado en una minúscula isla del Pacífico es, para Zemeckis, 'una metáfora universal' sobre cómo tenemos que aprender a sobrevivir en solitario en nuestras pequeñas islas de dolor. 'Tom Hanks es el mejor actor del mundo', afirma Zemeckis. 'Debería ganar el Oscar'.

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Náufrago se estrenará en España el próximo 19 de enero. En Estados Unidos (donde se estrenó hace cuatro semanas) lleva recaudados casi 150 millones de dólares (es decir, casi 27.000 millones de pesetas), lo que convierte a este nuevo Crusoe en el último espectáculo comercial de Hollywood y a su protagonista, Tom Hanks, en un sagrado becerro de oro.

'Jamás hubiera hecho esta película sin él', afirmó ayer en Madrid Robert Zemeckis (Illinois, Chicago, 1952). 'No sólo garantizaba la financiación de la película, sino que me garantizaba a mí un rodaje relativamente tranquilo', añade el cineasta. 'No quiero ni pensar lo que hubiera sido esta película con un actor, digamos, difícil; sencillamente, una pesadilla. Las condiciones en una isla, y sobre todo una isla tan pequeña como en la que rodamos, no son las ideales. Pero Hanks es terriblemente profesional, participa y se implica en todo'. 'Él', continúa Zemeckis, 'es tan autor de esta película como yo y William Broyles [guionista del filme], y, aunque sabe lo importante que es, respeta que la palabra final sea del director. Un actor como él sólo facilita el trabajo'.

Un hombre común

Durante 75 minutos, el actor permanece solo en la pantalla. La isla, de arena blanca pero sin demasiada vegetación ('no queríamos ni una flor', afirma Zemeckis), es su único paisaje. Ni música ni diálogos acompañan al espectador. Hasta que aparece Wilson, un balón que se convierte en amigo y confidente del accidentado superviviente. Hanks, por fin, habla.

'Sabíamos que no era fácil mantener la atención del espectador durante tantos minutos', dice Zemeckis. 'Pero el espectador debía sufrir la misma desolación que el protagonista. Sólo un actor como él podía sostener tantos minutos de silencio. Hicimos una versión reducida y la proyectamos con público, pero no gustó, la gente quería ver más al hombre retando sus dificultades'.

Zemeckis, que desvela sin pudor los trucos (sonidos aislados de animales y movimientos inesperados de la cámara) que utiliza para mantener la atención del espectador, asegura que muchos días llegaba al rodaje sin tener muy claro qué hacer. 'Aprendí muy pronto que en esta profesión, cuando alguien te pregunta algo y no lo sabes, hay que fingir siempre que sí lo sabes y decir algo, lo que sea. Eso, funciona'.

El director de Quién engañó a Roger Rabbit afirma que, de momento, no tiene ningún proyecto nuevo -'sólo descansar'- y niega el rumor de que se esté preparando la segunda parte de Forrest Gump. 'Sólo haría esa película si tuviera un guión fabuloso entre manos y, de momento, no lo tengo'. Las vacaciones librarán a Zemeckis (guionista, productor y director) de la huelga de actores y guionistas de Hollywood convocada para la próxima primavera. 'Ojalá no dure mucho', afirma el cineasta, 'a mí no me afectará porque estaré sin trabajar, pero la cosecha del próximo año no será buena porque muchos proyectos se han puesto en marcha muy deprisa para que no les afecte la huelga. No conozco las reivindicaciones de los actores; sí las de los guionistas, y creo que algunas de sus exigencias, como la de poder ir al set de rodaje cuando le dé la gana, son ridículas'. 'No, no me iré de vacaciones a una isla desierta', añade el director. 'Y si tuviera que hacerlo, tengo claro lo que me llevaría: una caja de antibióticos, un teléfono celular y un generador solar'.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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