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Reportaje:

Un nuevo rico alborota la NBA

El dueño de los Mavericks paga gustoso una multa récord, 45 millones, por criticar a los árbitros

Mark Cuban ha celebrado su primer aniversario como propietario de los Mavericks de Dallas como es él, con una campanada mundial: la NBA le ha impuesto una multa de 250.000 dólares (unos 45 millones de pesetas), la individual más alta de la historia, por desacato a los árbitros. Cuban, multimillonario de 42 años, de los del negocio de Internet, ha dicho que le da igual y que ese dinero es mucho menos de lo que se gastaría en publicidad para que se hablara de los Mavericks como se va a hablar. Y que no va a dejar de juzgar a los árbitros.

Lo cierto es que Cuban les viene como anillo al dedo a los Mavericks, adjetivo que significa inconformista, extravagante, poco ortodoxo..., y que honra la memoria del ingeniero y ranchero que se negaba a marcar a su ganado en la Tejas del Salvaje Oeste. Hace un año, Cuban compró los Mavericks al hijo de Ross Perot, el multimillonario y antiguo aspirante a la Casa Blanca, por 280 millones de dólares. Su objetivo era un equipo campeón. Al poco de tomar posesión, con los Mavericks en situación de pasar a los play-off, algo no visto en Dallas desde 1990, contrató al mayor desastre deportivo que ronda por la NBA, el maverick por antonomasia, Dennis Rodman. Le duró 29 días, lo suficiente para, entre multas, expulsiones y suspensiones, acumular derrotas y perder el tren a la fase final.

Cuban tiene ahora grandes expectativas y sus Mavericks cuentan con buenas opciones, que serían mejores si no fuera por la incapacidad de los árbitros, dice él. En ocho días de noviembre se ganó tres multas por criticarles a cañonazos verbales. En la pista de los Suns de Phoenix fue sacado de las gradas entre exabruptos. Aquellas salidas de tono le costaron 45.000 dólares.

Ha podido estar callado mes y medio. Su reincidencia ha colmado la paciencia de la NBA, que le acaba de sancionar con un cuarto de millón de dólares. El récord absoluto de sanción son los 3,5 millones impuestos a los Timberwolves de Minnesota por contratar ilegalmente a un jugador. Rodman necesitó toda una carrera para acumular 193.500 dólares en multas, 50.000 de ellos por hacer comentarios poco edificantes sobre los mormones. Como en el baloncesto gustan mucho la estadísticas, ya hay quien ha hecho las cuentas y llegado a la conclusión de que cada día le supone a Cuban más de 800 dólares. Es mucho dinero para un común mortal, pero no para el creador del portal Broadcast.com, vendido en 1999 a Yahoo! por una suma no revelada que le hace gozar de una fortuna más próxima a los 2.000 que a los 1.000 millones de dólares.

Los Mavericks perdieron el miércoles, 104-107, ante los Pistons de Detroit. Tres puntos de diferencia en un partido en el que fallaron sus diez primeros triples. Cuban estalló cuando los árbitros no pitaron una mano en el aro de un visitante que impidió el enceste de un maverick, dos puntos que habrían permitido el empate a 106 con 11,8 segundos por delante. Cuban ordenó que en la pantalla de la pista se repitiera la jugada para que todos vieran lo ocurrido, congeló la imagen y pidió a los fotógrafos que dejaran constancia gráfica del desaguisado. En el fútbol americano, los entrenadores pueden pedir que se visione una jugada si no están de acuerdo con la decisión arbitral.

El desafío de Cuban fue respondido de inmediato por la NBA. 'Me parece magnífico', replica él; 'por 250.000 dólares no íbamos a conseguir la publicidad que vamos a tener. Mucha gente comprará productos de los Mavericks y vendrá a vernos, como la última vez que me multaron'.

Cuban mantiene que el arbitraje necesita ser reformado y que él, como empresario, no está acostumbrado a conformarse con que las cosas sean como son. Su idea es que poner el dedo en la llaga producirá cambios. En el club ha montado un equipo de seguimiento de los árbitros. 'A menos que alguien los siga, lo mismo que se sigue a los jugadores, no va a haber reformas', dice; '¿desaparecerán sus errores? No. ¿Mejorarán si se les hace responsables de lo que ocurre? Desde luego. Eso es lo que pido'.

La NBA pone cara de póker ante su energía, pero sus jugadores están encantados con él, lo mismo que los seguidores. A unos y otros los trata a cuerpo de rey. A Rodman le tuvo como huésped mientras duró el corto idilio deportivo y el vestuario está lleno de cachivaches electrónicos para los jugadores. A los aficionados no les carga por comprar entradas por teléfono o Internet y les paga los viajes si se pintan la cara con los colores de los Mavericks.

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