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Tribuna
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Resúmenes

Que diciembre es un mes absurdo lo prueba la existencia de este absurdo jueves, emparedado entre Santa Constitución, a la que todos meten mano, sea para cambiarla o para dejarla intacta, y la Inmaculada Concepción, jornada que siempre simbolizará para mí los tiempos en que se la usaba como Día de la Madre, para significar que la reproducción de la especie debía realizarse sin placer. Un día, hoy, jueves, para pensar en los días.Este absurdo puente de diciembre, con sus tiendas abiertas y sus consumidores abriéndose hacia el aperitivo vacacional que precede a la melopea navideña: tierra de nadie en la que los melancólicos de fin de año empezamos a comprobar cuán diferente es la vida real de aquella que los medios informativos clasificamos por resúmenes. Dentro de nada veremos nuestros avatares de los últimos 12 meses, nuestras catástrofes y miserias, y también aquellos raros triunfos que tanto apreciamos, convertidos en casillas referenciales y en fotos que el tiempo transformará en historia.

Quedará así, fijado en anuarios, lo que pasó a todos y a algunos nos pasó o les pasó personalmente, pero reducido a acontecimiento exterior, momificado de algún modo, vacío del contenido que le dio nuestra propia reacción, aquel latir del corazón apresurado ante lo inesperado maravilloso, aquel llanto del alma frente a la ignominia. Resúmenes desprovistos, pues, de lo que más valor tiene: aquello que los hechos fraguaron en nosotros, cómo nos resolvimos ante lo que ocurría, si la reflexión nos mejoró o el miedo nos empequeñeció el espíritu, si la alegría fructificó o la destrucción nos llevó al odio. Lo real, en fin, que la realidad provoca, porque no somos sujetos pasivos como la Inmaculada, que se vio forzada a concebir sin catarlo, sino personas con sangre y nervio que nos hemos constituido en ciudadanos, aunque demasiado a menudo se nos trate, y nos sintamos, meros clientes que corren hacia los comercios y el futuro sin poder distinguir lo uno de lo otro.

Pronto seremos lectores de resúmenes que harán por nosotros el balance del año transcurrido. Propongo que los usemos como recordatorio de cuanto sentimos, cuanto pensamos y anhelamos mientra lo resumible ocurría. Nos ocurría.

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