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El Juventus viaja de la gloria a la desesperación

El equipo italiano zozobra ante la eliminación europea y la crisis de sus estrellas

Juicio a la plantilla

Desde que en la última fecha del campeonato pasado, bajo un diluvio bíblico, el Perugia le arrancara el título de las manos para entregárselo al Lazio, el Juventus no ha vuelto a encontrar la paz. Y precisamente ayer, ante el Lazio (en partido adelantado de la Liga italiana) tuvo que pasar un durísimo examen ante sus fieles, que le recibieron de uñas y llenaron Delle Alpi de pancartas y de signos de reprobación, como una calavera de plástico que fue colgada de una grada. El resultado no apaciguó los ánimos. La Juve igualó a un gol con el Lazio -rival del Real Madrid en la próxima ronda de la Liga de Campeones- y prorrogó su mala racha. A los 22 minutos, Tudor adelantó a los de Ancelotti, pero ocho minutos después igualó el Lazio, por medio de Marcelo Salas, y la tristeza volvió a apoderarse de la grada. Pero en la Liga, el Juventus se mantiene más o menos entero, ocupando, a falta del resto de la jornada que se disputa hoy, la quinta plaza, empatado a puntos con el Lazio y a tres del líder, el Atalanta, que ayer venció al Brescia (2-0). Lo que no tiene solución es lo acontecido en la Liga de Campeones.Pasados casi seis meses de aquella tarde en la que el Perugia le dejó sin gloria, el equipo de Turín ha bajado de tono hasta convertirse en una leve sombra del conjunto que campó con mano de hierro por el fútbol italiano y las competiciones continentales en la última década. Tres campeonatos, cuatro subcampeonatos y tres finales de Liga de Campeones -levantó una Copa de Europa- parecen el bagaje de un proyecto ajeno. Hoy el Juventus está flagelado por la expulsión de Europa -marginado como último de su grupo no sólo de la Champions League, sino también de la UEFA- y enfrentado con la afición -hubo hasta puñetazos entre jugadores y tifosi, después de la derrota en Grecia-. Los futbolistas están nerviosos. En lo que va de año, contando tan sólo lo acontecido en Europa, le han expulsado a nueve jugadores, cuatro de ellos en los dos últimos partidos. La Juve es hoy un equipo envejecido, corroído por el uso. En tres temporadas la sociedad ha incorporado a 22 jugadores, de los cuales tan solo uno ha alcanzado la titularidad, justamente Van der Sar, una de las víctimas predilectas de los aficionados mas críticos.

Hace ya dos años que no se gana nada en la capital del Piamonte. Esta temporada sólo queda por disputar el campeonato local. Poca cosa para una plantilla numerosa, ideada para afrontar dos o más competencias. El adiós a Europa ha significado un gran daño para las arcas del club que entre derechos de televisión y premios de la ronda preliminar había embolsado solamente cinco millones de dólares (1.000 millones de pesetas). La cifra es exigua si se tiene en cuenta que llegando a la fase final -objetivo declarado principal, por dirigentes, cuerpo técnico y jugadores- el botín hubiera ascendido a los 30 millones de dólares (unos 6.000 millones de pesetas). Esto, sin tener en cuenta otros ingresos por publicidad y mercadotecnia que obviamente crecen en medida proporcional a los éxitos deportivos.

Si para los observadores estamos ante el final de un ciclo, para los aficionados -que saben perfectamente que el mercado no abre hasta enero y que una vez abierto será muy difícil pedir resultados a un equipo en formación-, la debacle tiene forma de tragedia.

Del silencio gélido que acompañó la pérdida del título a la protesta violenta expresada con megáfonos en los entrenamientos y empujones en los aeropuertos hay más de una frustración de diferencia. El juicio alcanza a todo el mundo. Hasta el portero: todos retienen la respiración cuando Van der Sar sale a buscar un balón. La defensa que un tiempo fue una garantía hoy es un desastre. Montero hace medio año que no juega y nadie entiende por qué desde hace un mes se dice que está a punto. En el mediocampo el único que contiene es Davis, pero anda siempre al limite de la expulsión, y Zidane atraviesa una crisis existencial que por momentos lo borra del campo de juego. En el ataque muchos se preguntan por qué sigue siendo titular Del Piero, que no marca si no es de penalti. Como a Trezeguet, como a Kovacevic... Viendo el cuadro general, se deduce que sólo un atributo podrá reconvertir a este grupo en un equipo. Llamémoslo por delicadeza, personalidad.

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