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Schröder, solidaridad sin paternalismo

Posiblemente hubiera sido distinto el discurso de Rodríguez Zapatero si la evolución política y económica en Alemania hubiera sido la que le deseaban al canciller Gerhard Schröder sus enemigos. Pero ha sucedido lo contrario.Tanto como en su día sorprendió a la CDU de Kohl el mensaje de la nueva mayoría de un Partido Socialdemócrata alemán (SPD) que había estado postrado y en la práctica indigencia electoral desde que Helmut Schmidt, 16 años antes, se despidiera de la jefatura del Gobierno en Bonn. Schröder se convirtió en candidato a la cancillería y después en canciller con un objetivo de conseguir una mayoría que creara cauces para un modelo en el que prima la búsqueda de equilibrio. El Estado ha de ser más juez y menos parte. Para serlo con efectividad ha de velar por los intereses de todos y evitar desafueros de los más poderosos. Schröder ha logrado reformas legislativas en el anquilosado sistema alemán que Kohl ni pudo ni quiso acometer. Le han acusado de neoliberalismo. Pero ha logrado, con un equipo tan lejano al neoliberalismo como al socialismo minero de Lafontaine, gobernar hacia una sociedad que sea solidaria sin ser paternalista, emprendedora, sin imponer la dictadura del éxito.

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