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El Teatro Romano de Sagunto: a modo de recordatorio

Con brevedad creo importante recordar hechos y criterios relativos a la rehabilitación del Teatro Romano de Sagunto realizada junto al profesor Giorgio Grassi.1- El Teatro Romano de Sagunto había sufrido adiciones y obras de "consolidación" desde los años 30 hasta finales de los 70, en especial en el periodo que va desde 1955 a 1975. Estas intervenciones habían falsificado la legibilidad y la comprensión del monumento, es decir su arquitectura original. Se trata de intervenciones que literalmente lo habían falsificado. Tanto, que al comienzo de nuestro trabajo nos encontramos ante un Teatro Romano de Sagunto que ofrecía a los visitantes, de original y auténtico, menos de un 20% del total del conjunto monumental. La mayor parte ocultos o recubiertos hasta la intervención llevada a cabo.

Lo que establece unos condicionantes concretos a la hora de plantear el proyecto.

2.- No es cierto que el objetivo de la rehabilitación realizada sea el de construir un "teatro romano" sobre las ruinas auténticas. Al contrario, la obra plantea, ante todo, conservar, consolidar y poner en evidencia tales ruinas para después poniéndolas en relación restituir el espacio arquitectónico adecuado a su correcta comprensión, es decir el espacio característico, único, del Teatro Romano de Sagunto. En este sentido, respecto a la situación precedente la intervención restituye al visitante y al estudioso el 100% de la ruina original incluso las partes no aparentes como los muros interiores, las cloacas, etc. hoy visitables y reconocibles en su autenticidad.

Si el objetivo primario es la restitución del espacio característico del Teatro Romano de Sagunto para una comprensión plena de su significado histórico y cultural, hay que añadir una segunda propuesta, la de convertir lo que queda del antiguo teatro en museo de sí mismo. De ahí la ubicación de piezas originales en el muro del postcenio y la sustitución en su lugar de los restos de columnas, capiteles, cornisas, etc. hallados durante la excavación y limpieza realizada en los espacios aterrados del frente escénico.

Las columnas halladas, restituidas en su lugar, explican la articulación de los ordenes clásicos alrededor de las exedras de la escena y pone a ésta en relación canónica con las diferentes partes del graderío.

3.- El uso teatral es el resultado de un uso del monumento, ya consolidado antes de nuestra intervención y que contemplamos como un hecho muy positivo para el disfrute del monumento.

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Pero nunca, absolutamente nunca, el uso teatral ha sido un elemento determinante en la rehabilitación arquitectónica, sino una consecuencia.

4.- En la rehabilitación de la antigua ruina se han utilizado exclusivamente los elementos auténticos del teatro los que se encontraban in situ y aquellos que vieron la luz en la vasta campaña de excavaciones arqueológicos que precedió y después acompañó todas las fases del trabajo.

Para los trabajos de consolidación para la restitución de su caraterístico espacio arquitectónico se han utilizado exclusivamente materiales de tipo natural, ladrillo macizo, piedra (no mármol) tradicional, materiales utilizados en la fábrica antigua.

Eso sí, materiales utilizados según el principio fundamental operativo, que se encuentra en la base de una restauración actual que recomienda que las partes añadidas necesarias para la restitución no puedan confundirse de ningún modo con las partes que pertenecen a la ruina original (frente a lo que ha sucedido con las adiciones miméticas de las restauraciones precedentes).

Permítaseme un epílogo, evocativo que no es una intromisión en el campo jurídico, que sería una osadía por mi parte, sino recuerdos de hace casi una década, leyendo algunos comentarios a la Ley del Patrimonio de José L. Álvarez Álvarez:

Si no me traiciona la memoria, el párrafo 39.2 había sido sometido a numerosas críticas y enmiendas (en especial del Grupo Popular), dado que, según los documentados oponentes una aplicación estricta del texto podía poner en riesgo la conservación de nuestro Patrimonio ante el escaso margen de actuación que una interpretación restrictiva podía permitir. ¿Estamos ante un preocupante precedente en el complejo campo de la recuperación de nuestra historia arquitectónica?

Manuel Portaceli es arquitecto.

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